De personaje mediático a presidente de Argentina: la veloz metamorfosis de Javier Milei

Javier Milei ganó este domingo las elecciones presidenciales de Argentina, luego de haberse convertido, de manera repentina, en uno de los principales líderes de la ultraderecha a nivel internacional.

Milei se impuso con más del 55 % de los votos frente al 44 % cosechado por el ministro de Economía y candidato del oficialismo Sergio Massa, de acuerdo al avance del escrutinio difundido por la Cámara Nacional Electoral (CNE). 

Incluso antes de que se dieran a conocer los primeros resultados oficiales, Massa reconoció la derrota en un mensaje a los votantes y confirmó que se comunicó con Milei para felicitarlo. Tanto el postulante del peronismo como el presidente Alberto Fernández reivindicaron el sistema democrático y aseguraron que trabajarán para “garantizar una trancisión ordenada“, dijo el mandatario desde sus redes sociales. 

El futuro presidente argentino

El economista de 53 años logró alcanzar la presidencia en tiempo récord, ya que inició su carrera política en septiembre de 2020, cuando se postuló por primera vez a un cargo de elección popular y luego obtuvo una diputación.

Antes, era apenas un personaje mediático de abundante cabellera y estilo desenfadado que los medios aprovechaban ya que, con sus gritos, insultos y agresiones garantizaba ‘rating’.

El hartazgo político de la ciudadanía fue su principal aliado. Después del Gobierno de derecha que encabezó Mauricio Macri (2015-2019), que dejó un saldo de pobreza, inflación y deuda récord, y que se agravó durante la presidencia del peronista Alberto Fernández (2019-2023), la sociedad optó por un cambio radical: un político sin trayectoria, sin equipos y con un programa de gestión que desató controversias internacionales.

Así, la mayoría de los votantes ha optado por Milei, un personaje disruptivo que propuso cuestiones como la venta de órganos, la destrucción del Banco Central, la dolarización de la economía y la privatización de la salud y la educación.

Los escándalos en su carrera a la presidencia fueron incesantes, ya que el hoy presidente electo no dudó en lanzarse en duros careos contra políticos, empresarios, periodistas, defensores de derechos humanos, feministas y a todo aquel que no estuviera de acuerdo con sus postulados.

Con una motosierra que simbolizaba su promesa de un drástico recorte del gasto público, Milei protagonizó una campaña en la que habilitó discursos de violencia que se replicaron en las redes, en los medios tradicionales y en las calles.

Ya en la recta final, obtuvo el apoyo del expresidente conservador Mauricio Macri.

Místico y carismático

En agosto pasado, Milei se convirtió en la gran sorpresa de las elecciones primarias, al obtener el primer lugar con el 30 % de los votos y erigirse así, en tiempo récord, como uno de los líderes políticos más importantes de la región y emblema de la ultraderecha a nivel mundial.

El inesperado caudal de apoyo generó un ‘shock’ en la clase política y en la sociedad, ya que modificó por completo el panorama, al terminar el añejo bipartidismo que había imperado históricamente.

Milei emite su voto.Luis Robayo / Gettyimages.ru

Argentina entró así a una nueva y desconocida era de tripartidismo representada por Milei, postulado por su partido La Libertad Avanza (LLA); y sus principales rivales: Sergio Massa, de la coalición Unión por la Patria; y Patricia Bullrich, de la alianza conservadora Juntos por el Cambio.

Este liderazgo era impensado por parte de un hombre que hace tres años solo era considerado como un popular personaje mediático. Pero, contra todos los pronósticos, Milei ganó en 2021 su primer cargo de elección popular y asumió como diputado nacional.

Desde entonces, de a poco, y sin que ninguna encuesta o estudio lo anticipara, fue desplazando en intención de voto a las coaliciones que predominaron en la política argentina durante las últimas dos décadas.

Nada horadó su paulatino fortalecimiento. Ni su declarado misticismo, ni el opaco financiamiento de su partido y de su campaña. Tampoco su polémica relación con Conan, el perro que quería tanto y que mandó clonar.

¿Quién es?

Milei comenzó a destacar hace cuatro años como un economista mediático que se definía “anarco-capitalista” y “liberal”. A fuerza de descontrol, amenazas e insultos contra periodistas y la clase política tradicional (a la que bautizó como “la casta”), fue ganando cada vez más votantes en un país con una inflación que supera el 100 % y en el que la pobreza ha aumentado en los últimos años.

Milei rodeado de seguidores.Luis Robayo / Gettyimages.ru

Gran parte de su popularidad se debe, también, a un innegable carisma que tuvo una especial llegada con varones adolescentes y veinteañeros, que siempre han vivido en democracia, y para quienes la última dictadura militar (1976-1983) es solo historia. Muchos de ellos se sintieron atacados injustamente por las luchas feministas que en tuvieron acelerados avances en el país suramericano.

Cuando Milei comenzó a transitar la fama, quedó en claro que nunca había tenido pareja, ni hijos, ni quería tenerlos. Tampoco amigos, ya que con las escasas personas con las que algún día sostuvo algún tipo de relación personal, terminó peleado. Recién durante la campaña, presentó a la imitadora Fátima Florez como su novia.

Milei no se habló con su padre y su madre durante más de una década. No podía olvidar ni perdonar las palizas, golpes, humillaciones y maltratos que recibió de niño. Retomó la relación con sus “progenitores”, como él mismo los llama, hace un par de años.

Así, su único asidero emocional son su hermana Karina, quien además es su asesora más importante; y su perro Conan, clonado tras su fallecimiento. Como resultado, hoy tiene a otros seis perros que son lo más importante de su vida, a quienes suele dedicarles el cierre de sus actos.

Javier Milei durante uno de sus mítines.Luis Robayo / Gettyimages.ru

Cambios

La visión mística de Milei se combina con cuestiones más terrenales. En concreto, el millonario financiamiento que ha recibido y que es controlado por completo por su hermana.

El año pasado, el papel de Karina Milei comenzó a ser cada vez más cuestionado, luego de que estallaran denuncias de que La Libertad Avanza vendía las candidaturas hasta en 50.000 dólares. El escándalo creció y hoy ya hay investigaciones penales en curso.

Una de las promesas más populares de Milei es la de terminar con “la casta”, como él mismo define a la clase política privilegiada y corrupta. Sin embargo, en sus negociaciones políticas terminó aliándose con personajes que representan todo eso que supuestamente defenestraba, sobre todo en las provincias.

El corolario de esa transformación fue el pacto que selló de cara a la segunda vuelta con con su exrival Patricial Bullrich y el expresidente Macri.

Desde entonces, trató de cambiar su imagen. Guardó la motosierra, se mostró moderado, bajó el tono de voz y de los insultos y siguió prometiendo que él era el cambio y sacaría a Argentina de “la decadencia”. La mayoría de los electores le creyó.

Fuente: RT