Vivir en un pueblo detenido en el tiempo con 400 jubilados: la apuesta de Alejo y Josefina en Italia

🌍 Alejo y Josefina tienen 24 años, son cordobeses y tomaron una decisión que sorprende tanto como intriga: se mudaron a Sale delle Langhe, una diminuta comuna del norte de Italia con apenas 400 habitantes. Allí, según cuentan, son los únicos jóvenes del pueblo y viven rodeados, literalmente, por personas jubiladas.

👣 Acostumbrado a la vida de pueblo, Alejo se crió en Oncativo y luego vivió en Laguna Larga. Pero asegura que nunca experimentó una rutina tan silenciosa como la de este rincón del Piamonte italiano. “No hay cafés, no hay veredas, no hay movimiento en la calle. Es como si no viviera nadie”, confiesa.

🛫 La aventura comenzó el 29 de marzo, cuando zarparon desde Buenos Aires en un crucero que pasó por Brasil, Marruecos, Portugal, España y Francia, hasta llegar a Savona. De allí, directo a Sale delle Langhe, donde el alquiler mensual cuesta apenas 300 euros. El plan original era gestionar la ciudadanía italiana, pero un cambio reciente en la ley los obligó a quedarse a la espera de novedades hasta el 28 de mayo.

🛒 “Para comprar lo básico, tenemos que caminar cinco kilómetros hasta Ceva”, explican. En el pueblo, la infraestructura es casi simbólica: una proveeduría, una iglesia, una pista de BMX y un solo bar que abre únicamente los domingos. A veces, cuando no consiguen pan, se las arreglan haciendo tortillas o tapas de empanadas caseras.

🖥️ La rutina diaria se centra en el trabajo remoto. Josefina es arquitecta y busca empleo online. Alejo estudia marketing de forma virtual y produce contenido para redes sociales, lo que se convirtió en su principal fuente de ingresos. Entre edición de videos y planificación de campañas, convierte su vida tranquila en historias virales.

🚂 Cuando necesitan moverse, toman un tren que pasa cada dos horas y cuesta 2,50 euros. “En 50 minutos estás en Turín”, cuenta Alejo, que ya tiene pasajes para visitar Barcelona, Roma, Madrid y Nápoles, aprovechando vuelos a 11 euros.

🥶 Aunque están cerca del mar y de los Alpes, el clima juega en contra. “En primavera estamos con 8 o 9 grados. Cuando nieva en los Alpes, acá se congela todo”, explican. Por eso tuvieron que invertir en ropa más abrigada.

🙋‍♂️ La convivencia social es escasa. “No vemos a nadie en la calle. La mayoría son personas mayores. Los jóvenes se van y no vuelven”, dice Alejo. Sin embargo, se cruzaron con algunos brasileños que están en la misma: instalarse allí mientras hacen su trámite de ciudadanía.

📹 A pesar del aislamiento y los desafíos, Alejo y Josefina aseguran que están felices con la experiencia. “Nos adaptamos a lo que vaya surgiendo. Todo esto lo hacemos también para conocer, para aprender, para vivir algo distinto”, concluye él, mientras documenta cada detalle de esta vida inusual desde la calma extrema de un pueblo detenido en el tiempo.


📌 Curiosidad final: el nombre “Sale delle Langhe” proviene del latín Salix, que significa “sauce”. A pesar de su tamaño actual, en el siglo XIX fue un importante punto de paso comercial entre el Piamonte y la Liguria. Hoy, más que un pueblo, parece un susurro. 🌿🕰️