La ciencia ha revelado que algo tan común como quedarse dormido con la televisión encendida puede tener consecuencias significativas en nuestra salud, especialmente en la calidad del sueño y en la salud cardiometabólica.
Un reciente estudio realizado por la Universidad de California analizó los efectos de dormir con diferentes niveles de luz en el ambiente. Descubrieron que la exposición a una mayor intensidad lumínica durante el sueño, incluso por una sola noche, provocaba un aumento en la frecuencia cardíaca y una mayor resistencia a la insulina al día siguiente. Esta resistencia a la insulina puede conducir a una deficiente absorción de glucosa y, en consecuencia, a un aumento en los niveles de azúcar en sangre, lo que representa un riesgo para la salud cardiometabólica.
Además, se encontraron interferencias en la producción de melatonina, una hormona crucial para regular el sueño y proteger la salud cardiovascular.
En particular, se ha observado que las mujeres que duermen con luz artificial tienen un mayor riesgo de obesidad. Este riesgo se relaciona tanto con la luz proveniente de televisores como de lámparas, lo que indica una disrupción en la función metabólica.
Los trastornos del sueño prolongados pueden afectar también la salud mental, aumentando el riesgo de desarrollar ansiedad o depresión.
Para mejorar la calidad del sueño, es importante eliminar las fuentes de luz artificial en el dormitorio. Además, seguir un horario regular de sueño, controlar la ingesta de alimentos y bebidas antes de dormir, crear un ambiente relajado y limitar las siestas pueden contribuir a un descanso óptimo y a una mejor salud en general.