El antiguo hobby que puede ayudar a aumentar tu felicidad (según los científicos)

En una gélida jornada de noviembre, cientos de personas se congregaron en un estadio de Coventry, Reino Unido, conocido por albergar conciertos de artistas como Oasis, Rihanna y Harry Styles, para presenciar un evento totalmente distinto. Unas 500 personas, incluidas algunas provenientes de lugares tan lejanos como Mongolia y Canadá, se reunieron para participar en el Campeonato Nacional de Speedcubing, un torneo que celebra la habilidad de resolver el cubo de Rubik a velocidades impresionantes.

El estadio se llenó de mesas para las 15 pruebas realizadas durante tres días, entre ellas desafíos para resolver el cubo con una sola mano o incluso con los ojos vendados. El joven James Alonso, un adolescente, se llevó el título principal del torneo, logrando resolver el clásico cubo con una media de apenas 6,3 segundos.

Aunque el speedcubing se popularizó en los años 80, el récord mundial actual lo ostenta el estadounidense Max Park, quien logró resolverlo en solo 3,13 segundos. Este tiempo contrasta significativamente con los esfuerzos del creador del cubo, Ernő Rubik, quien tardó cerca de un mes en descifrar su propio invento en 1974.

La práctica ha ganado adeptos globalmente, con más de 412.000 personas participando en competencias en todo el mundo. Además, las ventas relacionadas con el cubo de Rubik alcanzaron los 86,6 millones de dólares en 2023, un incremento del 13,5 % respecto a 2022. Esto incluye una amplia variedad de modelos, desde cubos electrónicos con Bluetooth hasta versiones de madera y diseños personalizados.

El speedcubing no solo es un pasatiempo, sino que también podría tener beneficios para el bienestar. Polina Beloborodova, investigadora del Centro de Mentes Saludables de la Universidad de Wisconsin-Madison, explica que esta actividad combina desafíos cognitivos, logros personales y conexión social, factores que fomentan la felicidad. Además, esta práctica estimula habilidades como la memoria, el razonamiento espacial y la coordinación motora.

La investigadora Julia Christensen, del Instituto Max Planck, destaca que resolver un cubo genera emociones estéticas como el asombro, la belleza y la conmoción, lo cual puede ser profundamente satisfactorio. Muchos participantes describen esta experiencia como un estado de flujo, una sensación de concentración plena que se alcanza cuando la actividad es adecuada a la habilidad de la persona y se eliminan las distracciones.

Nicholas Archer, un joven de 17 años que ganó la competencia de una mano en el campeonato con un tiempo medio de 8,69 segundos, afirma que el proceso se vuelve casi automático, generando un estado de calma y atención plena.

El aspecto social del speedcubing también potencia su impacto positivo. Adil Khan, profesor de neurociencia del King’s College de Londres, señala que combinar el desafío individual con el componente social crea una experiencia enriquecedora. Esto es especialmente evidente en comunidades como la de Jan Hammer, quien comenzó a practicar a los 44 años gracias a su hija de 13. Para Hammer, compartir la actividad en familia y formar parte de una comunidad fue clave para mantener su entusiasmo.

Aunque el speedcubing es más popular entre niños y adolescentes, también atrae a adultos de todas las edades. Sin embargo, la participación masculina sigue siendo mucho mayor que la femenina, con más de 221.000 hombres compitiendo frente a unas 24.000 mujeres, según la Asociación Mundial del Cubo.

Desde una perspectiva científica, los beneficios cognitivos a largo plazo del speedcubing no están del todo claros. Aunque estimula el cerebro para probar configuraciones y movimientos, como explica el Dr. Toby Wise del King’s College, no necesariamente previene el deterioro cognitivo relacionado con la edad. Un estudio de la Universidad de Aberdeen concluyó que las actividades intelectuales aumentan las capacidades mentales, pero no desaceleran el declive con el paso del tiempo.

A pesar de ello, el speedcubing sigue destacando como una actividad que combina diversión, desafío y conexión, ofreciendo tanto felicidad momentánea como un sentido más profundo de propósito y comunidad.