San Patricio: mitos y verdades de la fiesta irlandesa que celebran millones de argentinos

En cuenta regresiva para la fiesta de San Patricio, revelamos mitos y verdades de la fiesta que gana cada vez más adeptos en Argentina y en el mundo. Aunque muchos brindan con cerveza, también se usan otras bebidas irlandesas para celebrar al Santo Patrono de la isla esmeralda. 

MITO. San Patricio era irlandés. 

Según cuenta la historia, en San Patricio -cuya fiesta se celebra el 17 de marzo- nació en Escocia y fue conocido con el nombre de Maewyn. Era aún muy joven cuando fue vendido como esclavo a Irlanda, trabajó como pastor y se escapó a Francia para vivir en un monasterio. Murió en 461 en Irlanda del norte y 12 siglos más tarde, en 1780, fue nombrado Santo Patrono de Irlanda. 

VERDAD. San Patricio nunca probó la cerveza. 

Al menos eso dice la historia. Sin embargo, entre los siglos XII y XVI cientos de monasterios y abadías en Irlanda comenzaron a elaborar sus propias cervezas con cebada cultivada en sus terrenos. Esta bebida servía para los tiempos de ocio entre al trabajo en el campo y las oraciones. 

MITO. Todos los países festejan San Patricio vistiéndose de verde. 

Uno de los primeros países europeos en sumarse a la celebración irlandesa promoviendo reuniones en bares fue España. Sin embargo, no tardó en establecerse allí el “botellón” y el color característico de Irlanda dio paso a los de la bandera española, amarillo y rojo, que tiñen los bares y las calles de cada localidad ibérica. 

LA FIESTA DE SAN PATRICIO TIENE CADA VEZ MÁS FANS EN ARGENTINA. FOTO: SHUTTERSTOCK

VERDAD. La diáspora irlandesa le dio identidad a esta fiesta. 

Irlanda tuvo dos fuertes períodos de hambruna en el siglo XIX en el que millones de personas abandonaron el país en busca de nuevos horizontes. Instalados en diversos lugares, los irlandeses decidieron celebrar la fiesta de San Patricio con tradiciones de su tierra, recuperando símbolos de identidad. Por esta razón entre los desfiles de San Patricio más importantes se encuentran los de Nueva York y Boston, dos localidades que recibieron a gran cantidad de Irlandeses.