Ni leche, ni jugo: la bebida que fue creada en Tucumán y que Coca Cola compró por U$S 570 millones

Luego de fundar su estudio de abogados allá por el año 1957, Juan Martín Allende decidió dividir su profesión con la agricultura. Para esto decidió dejar Buenos Aires y mudarse a Tucumán para cultivar soja. 

Sin embargo, con el fin de darle un valor agregado a la oleaginosa, Alejandro Gutiérrez-Herrera, que tenía experiencia en la industria láctea, se puso al hombro el proyecto. “Tenía en mente una idea para aprovechar la riqueza proteica de la soja, pero con un mejor sabor. En aquella época una parte muy rica de la soja se descartaba o se destinaba a alimento para animales y yo tenía claro que se podía elaborar con él un alimento líquido sabroso”, recordó el creador de AdeS en un video para el sitio oficial de Coca-Cola.

Tras una larga investigación, en 1988 se inauguró la fábrica en Tucumán con una inversión de u$s 10 millones y capacidad para producir 5000 litros por hora. Antes de esto, abrió su primer laboratorio en su propio garaje. Ahí preparó las primeras fórmulas que luego eran testeadas por sus hijos. También visitó fábricas en Asia para conocer de cerca los secretos de la elaboración de la leche de soja. 

No era leche de soja ni jugo de frutas, sino que hicieron una mezcla de ambos productos. Y para bautizarlo eligieron el nombre Alimento de Soja (hoy transformado en Alimento de Semillas luego del rebranding y ampliación de portfolio de Coca-Cola).

La marca inauguró un segmento aún inexplorado en las góndolas argentinas y eso se reflejó en las ventas. Para 1992 ya comercializaba 1,6 millones de envases de litro y otros 2 millones de packs de 200cc. Ese mismo año pasó a manos de Refinerías de Maíz, del holding Bunge & Born, y durante esa década comenzó su internacionalización con su lanzamiento en Brasil.

Luego, en 1994, la adquirió la estadounidense BestFoods que seis años después pasó a fusionarse con Unilever. Para esa época la etiqueta podía encontrarse en los supermercados de varios países de la región.

La multinacional optó por mudar la producción de Tucumán a Buenos Aires en 2003. Según el sitio El Cronista, en aquel entonces, la demanda del producto en esa región había caído y a principios de ese año ya habían decidido frenar la producción de la marca ahí. “La situación económica del país se hace cada vez más difícil; la demanda bajó notablemente, sobre todo en la región del NOA, y las ventas se han concentrado en Buenos Aires. Ese panorama fue determinante para tomar esta decisión, que nos duele, pero es lo mejor para que la empresa continúe trabajando y dando empleo”, afirmó Gutiérrez-Herrera al medio.

Unilever empujó las ventas de AdeS que en 2016 volvió a cambiar de dueño. Coca-Cola desembolsó u$s 575 millones para hacerse con el negocio en Argentina, Brasil, México, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile y Colombia. El año anterior la marca había vendido 56,2 millones de unidades con ingresos superiores a los u$s 284 millones.

En 2017, el gigante de bebidas invirtió u$s 20 millones para relanzar la etiqueta con un nuevo enfoque y ampliar su mirada más allá de la soja. Sumaron bebidas de almendras y, según detallaron en 2020 a revista Apertura, también planeaban incorporar una variante de coco.

“La industria de las bebidas vegetales es emergente en nuestro continente, pero está creciendo de manera acelerada. Queremos posicionarnos, dentro de este mercado atomizado, como una marca global en el mundo de las semillas”, subrayó Guillermo González Quint Reina, director de AdeS South Latin Business Unit a Apertura en 2020.

Hoy la compañía lleva los granos de soja desde Tucumán y Buenos Aires hasta su fábrica en Pilar. Ahí procesa alrededor de 80 millones de litros por año, de los cuales un 60% quedan en el mercado interno.