Los argentinos dejan de sentirse jóvenes a los 41 años y se perciben “viejos” a los 54

En el Día Mundial de la Población, que se celebró ayer, la consultora Voices! presentó un estudio de opinión pública revelando que, en Argentina, tanto hombres como mujeres sienten que dejan de ser jóvenes a los 41 años. En comparación, la percepción global indica que la juventud se desvanece a los 42 años. ¿Qué factores influyen en esta percepción y cuáles son las posibles causas detrás de ella?

El estudio, realizado en colaboración con WIN Internacional en 39 países, encuestó a 33.866 personas para explorar las sensaciones sobre el envejecimiento. En Argentina, la percepción de juventud ha disminuido en los últimos cinco años, pasando de los 46 a los 41 años.

“Nos preguntamos si esta disminución en la percepción de la juventud está relacionada con el clima agotador en el que vivimos, y con la autopercepción de la salud general y mental de la población en crisis”, comenta Constanza Cilley, directora ejecutiva de Voices!.

Cilley también señala que la percepción de la vejez varía notablemente entre grupos etarios y niveles socioeconómicos. Los más jóvenes subestiman los beneficios de la vejez y sobrestiman sus aspectos negativos. Por ejemplo, los menores de 40 años asocian la vejez con la pérdida del deseo sexual, mientras que las personas mayores de 50 años no lo ven de esa manera. Además, los mayores de 54 consideran la vejez como una etapa de disfrute, especialmente en términos de relaciones profundas, aunque tengan menos amistades que en la juventud. En contraste, los jóvenes ven la vejez como una fase en la que no se tienen amigos.

El estudio también revela que, en Argentina, las percepciones sobre la juventud varían con la edad y el nivel socioeconómico. Los encuestados de 18 a 24 años creen que la juventud termina a los 33 años, mientras que aquellos de 25 a 34 sitúan este punto a los 37 años. A medida que aumenta la edad, las personas tienden a sentirse jóvenes por más tiempo, con los mayores de 65 años fijando el final de la juventud a los 52 años. En cuanto al nivel socioeconómico, las personas de estrato alto creen que la juventud termina a los 46 años, mientras que los de estrato bajo lo ubican a los 41 años y los de nivel medio a los 42.

A nivel global, la edad promedio en la que las personas comienzan a sentirse viejas es a los 54 años, en línea con los 55 registrados en 2018. En Argentina, esta percepción también comienza a los 54 años, en comparación con los 58 años de 2018. Las diferencias de opinión entre hombres y mujeres en este aspecto son mínimas, con los hombres fijando el inicio de la vejez a los 54 años y las mujeres a los 55. Sin embargo, al igual que con la juventud, los más jóvenes tienden a pensar que la vejez comienza antes, con los encuestados de 18 a 24 años creyendo que empieza a los 47 años, mientras que los mayores de 65 la sitúan a los 63.

A nivel internacional, las percepciones varían según la región. En América, Medio Oriente, África y Asia Pacífico, la edad promedio en la que las personas comienzan a sentirse viejas ronda los 50 años, mientras que en Europa, este sentimiento aparece a los 59 años en promedio. Países como Laos (45), Grecia (46), Malasia e Irán (47) tienen una percepción más temprana de la vejez, mientras que Finlandia (72) y España (65) la retrasan considerablemente.

Mercedes Jones, socióloga y directora de proyectos del Centro de Innovación Social de la Universidad de San Andrés, analiza que el estrés, la falta de perspectiva económica y las crisis sociales pueden influir en nuestra percepción del futuro, haciendo que sintamos que nuestro horizonte vital se acorta. Sin embargo, Jones subraya que no debemos preocuparnos demasiado, ya que estos cambios responden a ciclos personales y sociales. “Lo importante es resaltar que llegar a la vejez no es algo catastrófico, ya que está demostrado que se puede vivir mucho y vivir bien, y por eso se valora cada vez más la percepción de una longevidad positiva”.

Por otro lado, la psicóloga Florencia Alfie explica que factores como la salud mental y los lazos sociales significativos también juegan un papel importante en cómo las personas perciben su juventud o vejez. Sentimientos de depresión, ansiedad y baja autoestima pueden hacer que una persona se sienta envejecida antes de tiempo. Además, la falta de conexiones sociales significativas puede llevar a sentimientos de soledad y desconexión, afectando la percepción de juventud.