El perfeccionismo en pareja: cuando la búsqueda de la excelencia se vuelve un obstáculo para el amor

El perfeccionismo, cuando se lleva al extremo, puede transformarse en un enemigo silencioso de los vínculos afectivos. Lo que comienza como un deseo legítimo de mejorar o de hacer las cosas bien, muchas veces termina generando distancia emocional, frustración y conflictos en la pareja.

El psiquiatra Juan Eduardo Tesone, de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), definió el perfeccionismo como “una pesada mochila para todo ser humano”. Según explicó, la exigencia constante “genera un sufrimiento profundo, porque siempre hay un desfasaje entre lo que se desea alcanzar y lo que realmente se logra”. Esa brecha perpetúa la frustración y, en el plano vincular, agota tanto al perfeccionista como a su compañero o compañera.

“Esa exigencia, dirigida hacia sí mismo y hacia el otro, termina limando el vínculo, generando conflictos por motivos mínimos”, explicó Tesone, quien considera que el abordaje terapéutico —preferentemente psicoanalítico— permite identificar el origen de esa demanda desmedida, muchas veces arraigada en la infancia.

El psicólogo Eduardo Drucaroff, también miembro de la APA, coincidió en que el perfeccionismo suele manifestarse en la vida cotidiana de las parejas. “Convivir con alguien que busca la perfección puede ser abrumador. La otra persona siente que nunca es suficiente, que todo está bajo observación o juicio”, advirtió.

Sin embargo, aclaró que muchas veces el perfeccionista no tiene intenciones destructivas: “Cree que está ayudando a mejorar, que sus correcciones aportan al crecimiento del vínculo o la familia”. El problema, señaló, es que esa mirada constante impide disfrutar de la espontaneidad y la imperfección, elementos fundamentales del amor y la convivencia.

Por su parte, la psicóloga Valeria Wittner destacó que el perfeccionismo no solo se refleja en grandes decisiones, sino también en los pequeños gestos del día a día: “Las personas con altos estándares tienden a sentirse frustradas ante el más mínimo error. En la pareja, eso genera tensión permanente y miedo a fallar”.

La psicóloga Rosalía Alvarez sumó una mirada desde la clínica de los trastornos obsesivos: “En muchos casos, el perfeccionismo se vincula a rasgos obsesivos o compulsivos. Son personas que no toleran la diferencia, que necesitan que todo funcione según su esquema. Y eso conduce a peleas constantes y críticas sistemáticas”.

Los especialistas coinciden en que la terapia de pareja puede ayudar, siempre que el grado de rigidez no sea extremo. En casos más severos, recomiendan un tratamiento individual, que permita trabajar la tolerancia al error, la flexibilidad y la aceptación del otro.

“El foco debe estar en construir objetivos posibles, en reconocer que lo bueno también puede ser suficiente”, explicó Wittner. En tanto, Tesone concluyó: “Un poco de exigencia puede estimular, pero el exceso aplasta tanto a la persona como a sus vínculos amorosos. La clave está en transformar la búsqueda de perfección en un camino hacia la comprensión y el disfrute compartido”.