Una de las actividades favoritas de muchos argentinos es la de posponer la alarma y dormir “cinco minutitos más”. Esa acción, que muchas veces se vuelve algo cotidiano, es una forma de sentir que uno puede dormir más, a sabiendas de que la alarma no fallará.
Aunque no había evidencia científica concluyente, los expertos siempre han estado tradicionalmente en contra de esta práctica de sueño.
Los científicos del sueño, con conocimiento de los ritmos biológicos, argumentaban que al posponer el reloj constantemente se interrumpe abruptamente el sueño, causando su fragmentación y limitando la capacidad de dormir bien. Ahora, esa postura podría estar cambiando.
Un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista Journal of Sleep Research contradice en forma clara la idea generalizada que se tenía sobre postergar la alarma en reiteradas ocasiones.
Postergar reiteradas veces la alarma no hace tan mal como se creía (Fuente: unsplash.com)
Según la investigación, retrasar el despertador hasta 3 veces durante 30 minutos no tendría efectos sobre el tiempo total del sueño, sino que reduciría la inercia del sueño.
Esta conclusión se basa en que los voluntarios del estudio demostraron un mejor rendimiento en varias tareas, como velocidad de respuesta y memoria inmediata, justo después de despertarse, tras posponer la alarma durante el período de tiempo mencionado.
Por esto, los científicos concluyeron que prorrogar media hora más el sueño con alarmas no tiene efectos negativos sobre el sueño nocturno, sino que permite una mejor velocidad de pensamiento al levantarse.