A los 104 años, Manuel Álvarez Escudero sigue compitiendo en torneos federados de ajedrez en Madrid y asombra por su lucidez y vitalidad. Con más de ocho décadas de trayectoria, “Manolín” celebra su cumpleaños entre partidas, consejos de vida y un amor inquebrantable por el tablero.
A sus 104 años, Manuel Álvarez Escudero sorprende al mundo del ajedrez por su longevidad y su vigencia en torneos federados. El 12 de octubre, este vecino de Madrid festejó su cumpleaños en plena competencia.
A pesar de las limitaciones físicas propias de la edad, mantiene la lucidez y la pasión por el tablero. “No fumes ni bebas; del resto, haz todo lo que puedas”, repite como un mantra. Ese consejo, sencillo y sabio, resume su filosofía de vida.
“Manolín” nació en 1921 y aprendió a jugar de la mano de su hermano mayor. Lleva más de 82 años compitiendo oficialmente y no conoce el retiro. Cada año participa en eventos como el Open Internacional de Moratalaz y se mantiene como miembro activo del Club de Ajedrez de Valdebernardo, donde recibió recientemente un homenaje del Ayuntamiento de Madrid. La celebración por sus 104 años incluyó un torneo especial en su honor, donde se midió con jugadores de todas las edades.
Su vida gira en torno al ajedrez. A pesar de la pérdida auditiva y la necesidad de un andador, el veterano madrileño asiste cada semana a su club y encuentra en el juego un espacio de socialización y desafío mental. Su puntuación ELO en la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) refleja su vigencia: en su juventud superaba los 2.000 puntos y hoy se mantiene cerca de los 1.740, enfrentando a rivales que podrían ser sus nietos o bisnietos.
Durante el último torneo, Manuel Álvarez Escudero logró imponerse sobre adversarios considerablemente más jóvenes, como un jugador de 38 años que ocupaba una posición más alta en el ranking.
“El ajedrez ayuda a pensar y a mí pensar me gustó siempre porque de joven las matemáticas me encantaban”, explicó en distintas entrevistas, donde también recordó que la clave nunca ha sido ganar, sino disfrutar y hacer amigos. La convivencia generacional que propicia el ajedrez se hizo evidente cuando enfrentó a un niño de 9 años: 95 años de diferencia frente al tablero y una misma pasión.
El homenaje que recibió en el Centro Deportivo Municipal Faustina Valladolid, en Vicálvaro, reunió a ajedrecistas de todos los niveles. El Club de Ajedrez de Valdebernardo, impulsor del evento, suma más de 130 socios y siete equipos, pero pocos casos como el de “Manolín” inspiran tanto. El concejal Ángel Ramos le entregó un obsequio, y el cumpleañero agradeció el reconocimiento reiterando su receta para la longevidad: “El objetivo principal siempre ha sido divertirse y hacer amigos”.
Su día a día incluye rutinas que estimulan su mente y fortalecen su bienestar. Por las mañanas se reúne con amigos para jugar a la pocha, mientras que las tardes están reservadas para seguir el concurso Pasapalabra en televisión. Rodeado de hijos, nietos y bisnietos, Álvarez Escudero sigue apostando por la vida activa y el ejercicio intelectual.
El ajedrez como motor del cerebro
El ajedrez es considerado por especialistas un entrenamiento integral para el cerebro, tanto en adultos como en la infancia. Según la Mayo Clinic, este juego potencia habilidades ligadas a las matemáticas, la lectura, la atención sostenida y la creatividad. Los expertos coinciden en que jugar ajedrez favorece el desarrollo cognitivo en múltiples áreas.
En tanto, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha destacado que el ajedrez “es uno de los juegos más antiguos, tiene un carácter intelectual y cultural, y combina elementos del deporte, el razonamiento científico y el arte. Cualquier persona, en cualquier lugar, puede jugar, ya que trasciende las barreras del idioma, la edad, el género, la capacidad física o la situación social”.
El potencial del ajedrez como motor de desarrollo cognitivo y emocional se refleja tanto en trayectorias como la de Manuel Álvarez Escudero como en la evidencia científica que valida sus beneficios para la salud mental a todas las edades.