En el vibrante corazón de la Ciudad de México, una historia conmovedora destaca entre las muchas que nacen en esta urbe. Es la historia de Diego, un gato callejero que pasó de vagar por las calles a convertirse en el fiel compañero del exembajador de Francia en México, Jean-Pierre Asvazadourian.
El encuentro que lo cambió todo
Diego tenía apenas seis meses cuando fue adoptado por Asvazadourian en el refugio Gatilandia, ubicado en el Hospital Español de la CDMX. Sin embargo, el diplomático asegura que fue Diego quien lo eligió a él. Desde aquel día, el felino no solo se convirtió en su inseparable amigo, sino también en una figura que inspiró a miles de personas.
El pasado 23 de noviembre, Asvazadourian compartió en su cuenta de X (anteriormente Twitter) una foto con Diego, conmemorando los cuatro años de su adopción. “Desde el día uno fue el compañero más fiel y cariñoso. Ahora mi felino chilango comparte un nuevo capítulo de mi vida en París. Adopten, no compren”, escribió.
Un gato entre dos culturas
Diego se ha adaptado perfectamente a su nueva vida en París, donde ahora disfruta de la comodidad y el cariño de su familia adoptiva. Según Asvazadourian, el gato incluso ha aprendido a reconocer tanto “croquettes” como “croquetas”, demostrando ser un embajador felino entre culturas.
A lo largo de su estadía en México, el diplomático compartió numerosas imágenes de Diego en su día a día, conectando con sus seguidores y generando conversaciones sobre la importancia de la adopción de mascotas.
Un gesto de gratitud
Antes de regresar a Francia, Asvazadourian visitó nuevamente Gatilandia para saludar a Mary Macías, fundadora del refugio, y donar alimento para los gatos que aún esperan un hogar. “Por favor, apoyen a Mary y a Gatilandia. ¡Adopten, no compren!”, animó a sus seguidores en redes sociales.
Macías, quien lleva 28 años rescatando y cuidando gatos, agradeció el gesto a través de Facebook: “Un agradecimiento muy especial al señor embajador de Francia por su donativo y cariño. Adora a los michis”.
El impacto de la adopción
Historias como la de Diego y Jean-Pierre no solo destacan la importancia de la adopción responsable, sino también el poder transformador del amor hacia los animales. En Gatilandia, el proceso de adopción incluye requisitos como comprobante de domicilio, identificación oficial, una transportadora y el pago de una cuota de recuperación que cubre vacunas, desparasitación y esterilización.
Diego, el “gato chilango”, ahora vive entre los salones parisinos, llevando consigo una historia de segundas oportunidades y la esperanza de que más animales encuentren el hogar que merecen.