El período de las fiestas de Fin de Año y la llegada de los Reyes Magos están acompañados del tradicional árbol de Navidad, que se arma cada 8 de diciembre y permanece en los hogares argentinos durante casi un mes, aunque muchos se preguntan cuándo se desarma.
Si bien no hay una fecha exacta para quitar los adornos navideños y desarmar el árbol, hay cierto consenso que coincide con las horas posteriores al paso de los Reyes Magos, el 6 de enero de cada año.
Sin embargo, otra costumbre muy usada es desarmar el árbol un mes después de haberlo ensamblado y decorado, lo que en este caso concuerda con el 8 de enero, ya que es el momento en que se cumplen los 30 días posteriores al Día de la Inmaculada Concepción.
El arbolito se convierte en el protagonista y el foco de las celebraciones de fin de año, cobra importancia en el festejo de la Navidad, junto al armado del pesebre, y también es el lugar reservado para los regalos de Papá Noel o donde se realiza el brindis por la llegada del nuevo año.
La fase final de su estadía está ligada a los presentes que reciben los niños por el paso de los Reyes Magos que, en la creencia católica, simboliza la entrega de oro, incienso y mirra por parte de Melchor, Gaspar y Baltasar ante Jesús, guiados por la estrella de Belén.
Cuál es el evento con el que se desarma el arbolito
Aunque en la Biblia no se incluyen sus nombres, las figuras de Gaspar, Melchor y Baltasar están asociadas a Jesús, ya que fueron los primeros en confiar en que sería el próximo “Rey de Reyes”. Por este motivo, el grupo comenzó a seguir una estrella que los conduciría a la ciudad de Belén, cuna del primogénito divin
Según la tradición, los tres viajeros provenientes de Europa, Asia y África respectivamente pidieron ayuda al rey Herodes, escena que forma parte del Evangelio según San Mateo. “Unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: ‘¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?’ (…) Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén diciéndoles: ‘Id y averiguad cuidadosamente qué hay del Niño, y cuando lo encontréis, avisadme para ir yo también a adorarlo’”, recuerda el texto.
Sin embargo, los motivos de Herodes eran otros, ya que quería matar al recién nacido para evitar que disputara su poder. Pero los Reyes Magos ignoraban esto, y se contentaron con seguir la estrella, tras lo que ocurrió su epifanía con Cristo: “La estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el Niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al Niño con María, su madre, y cayendo de rodillas, lo adoraron; después, abrieron sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra”, como se cuenta en el Evangelio según San Mateo.
FUENTE: LA NACION