Estar cansado no solo baja el ánimo: también confunde al cerebro y lo hace creer que tiene hambre. Investigaciones recientes revelan que la falta de sueño interfiere con las señales naturales de saciedad, llevando a muchas personas a comer más de lo necesario, sin que realmente necesiten energía.
🌙🧠 La gran protagonista de este fenómeno es la melatonina, una hormona conocida por regular el sueño, pero que también cumple un rol clave en el control del apetito, el gasto energético y el almacenamiento de grasa. Cuando dormimos poco, vivimos estresados o pasamos horas frente a pantallas, los niveles de melatonina se alteran, y con ellos, nuestro “reloj interno” pierde el ritmo.
🍔⏰ Estudios con animales mostraron que, sin melatonina, los individuos comen más y a deshoras. El cerebro deja de reconocer la saciedad con claridad y aparece una especie de apetito crónico, que en realidad es fatiga disfrazada de hambre. Como si eso fuera poco, el cuerpo también reduce su gasto de energía, lo que facilita el aumento de peso.
📱🌃 Este trastorno se llama cronodisrupción, y no es exclusivo de quienes trabajan de noche. Dormir poco, tener horarios irregulares o exponerse a mucha luz artificial —especialmente azul, como la de celulares o computadoras— puede generar el mismo efecto. ¿El resultado? Más cansancio, más ansiedad por comer y un metabolismo desordenado.
⚠️🥱 Por eso, si sentís que vivís con hambre todo el día, puede que tu cuerpo no esté pidiendo comida, sino descanso. Dormir mejor, respetar rutinas y reducir la exposición a pantallas por la noche no solo mejora el sueño, sino que reajusta el apetito y cuida tu salud metabólica.
🌟 Curiosidad que te va a sorprender:
La melatonina no solo se produce de noche: también se activa más rápido en la oscuridad total. Dormir con luces encendidas o el celular al lado puede reducir su producción hasta en un 50%. ¡Incluso una luz tenue de 8 lux —como la de una vela— ya puede alterar su ciclo! 🌑✨