El cambio climático no solo calienta el planeta: también nuestro sistema inmune

Un estudio conjunto entre investigadores de Turquía y EE.UU. reveló que la contaminación y el aumento del dióxido de carbono (CO₂) transforman la forma en la que reaccionamos ante partículas como el polen y las esporas.

En zonas urbanas, el fenómeno de isla de calor prolonga la floración de las plantas. Esto, sumado a niveles altos de CO₂, hace que se libere más polen, con proteínas más agresivas para nuestro cuerpo.
El epitelio respiratorio, que actúa como barrera de defensa, se daña. Los contaminantes como el dióxido de nitrógeno (NO₂) y el ozono (O₃) alteran proteínas clave, permitiendo que los alérgenos entren con más facilidad y generen reacciones más intensas. Resultado: alergias más comunes, más fuertes… y más silenciosas.

LOS 9 SÍNTOMAS POCO CONOCIDOS DE UNA ALERGIA:

  1. Dolor de garganta (por goteo postnasal, sin fiebre ni inflamación)
  2. Oídos tapados (por congestión de la trompa de Eustaquio)
  3. Sangrado nasal (por rascado constante o uso de aerosoles)
  4. Ruidos al respirar (gruñidos o resoplidos, sobre todo en niños)
  5. Fatiga persistente (por sueño de mala calidad)
  6. Ojeras azuladas (por dificultad en el retorno venoso)
  7. Pliegue nasal horizontal (por frotarse la nariz repetidamente)
  8. Picazón en la boca (tras comer frutas o verduras crudas)
  9. Mal aliento crónico (por moco acumulado y sequedad bucal)

Muchas veces, estos signos se confunden con otras patologías o se pasan por alto. Pero hoy, el cambio climático también se refleja en el cuerpo. La OMS estima que entre 400 y 600 millones de personas ya padecen alergias. Para 2050, se espera que afecten al 50% de la población mundial.