Mientras hacemos ejercicio físico intenso, el tiempo parece estirarse. Según un estudio publicado en Brain and Behavior por investigadores de la Universidad Christ Church de Canterbury (Reino Unido), el esfuerzo físico distorsiona nuestra percepción temporal.
En el experimento, adultos activos pedalearon en bicicletas estáticas mientras estimaban intervalos de 30 segundos. Durante la actividad intensa, tendieron a sobreestimar el tiempo, aunque esta alteración no se registró antes ni después del ejercicio.
Según Andrew Edwards, psicólogo deportivo y autor principal del estudio, esto ocurre porque el esfuerzo físico aumenta la consciencia corporal, focalizando la atención en las sensaciones inmediatas y haciendo que los minutos parezcan más largos.
Este fenómeno, conocido como “estado asociativo”, podría afectar la motivación en el entrenamiento, al percibirse las sesiones como más extensas o tediosas de lo que realmente son.
Para contrarrestarlo, los investigadores sugieren incorporar estímulos positivos como música, recorridos virtuales atractivos o dinámicas competitivas. Así, sería posible diseñar rutinas más efectivas y motivadoras, tanto en el deporte como en programas de salud pública.