El primer ministro de Suecia, Ulf Kristersson, advirtió que su país enfrenta una nueva amenaza de seguridad debido a una creciente ola de ataques híbridos, incluidos sabotajes en el mar Báltico y conflictos indirectos dentro de su territorio. Durante el foro anual de defensa Folk och Försvar, Kristersson afirmó: “Suecia no está en guerra, pero tampoco hay paz”.
En los últimos meses, varios cables submarinos de telecomunicaciones y electricidad han sido cortados en incidentes atribuidos a acciones de guerra híbrida, presuntamente orquestadas por Rusia. Entre los más recientes, el 25 de diciembre resultaron dañados el cable eléctrico Estlink 2 y cuatro cables de telecomunicaciones entre Finlandia y Estonia. Estos sabotajes se suman a los cortes ocurridos en noviembre en aguas suecas del Báltico.
Kristersson también acusó al régimen iraní de utilizar bandas criminales organizadas en Suecia para perpetrar ataques por delegación, lo que, según el servicio de inteligencia sueco (Säpo), incluye el reclutamiento de miembros de pandillas locales, incluso menores de edad, para llevar a cabo actos de violencia contra intereses extranjeros en el país.
En paralelo, Noruega anunció nuevas medidas defensivas, incluyendo la construcción obligatoria de refugios antiaéreos en edificios y el fortalecimiento de su capacidad de defensa civil, con un aumento de efectivos y mejoras en ciberseguridad y autosuficiencia alimentaria. Aunque no se percibe una amenaza militar directa contra territorio noruego, el gobierno reconoce que la situación geopolítica en la región es cada vez más tensa.
Con la seguridad del mar Báltico bajo amenaza y las tensiones internacionales en aumento, los países nórdicos buscan reforzar sus defensas ante una era marcada por sabotajes encubiertos, ciberataques y desinformación.