La falta de sueño, tanto en duración como en calidad, es una preocupación creciente para la salud pública, vinculada a una serie de problemas de salud graves como diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares y cáncer. Además, los trastornos del sueño y los problemas relacionados con este son síntomas comunes de enfermedades mentales, incluyendo depresión, ansiedad y esquizofrenia. Esto sugiere una relación bidireccional entre el sueño y la salud mental: la depresión puede llevar a problemas de sueño y viceversa.
En este contexto, el uso de un diario del sueño emerge como una herramienta potencialmente valiosa para mejorar la calidad del sueño y, por extensión, el bienestar general. Según una revisión de investigación de 2018, el simple acto de escribir un diario puede reducir las visitas al médico relacionadas con el estrés, disminuir la presión arterial, mejorar el estado de ánimo y aumentar el bienestar general. Un diario del sueño, por lo tanto, puede ofrecer beneficios tangibles al proporcionar un espacio para procesar los eventos del día y las preocupaciones antes de dormir, contribuyendo a un descanso más profundo y reparador.
Kat Lederle, científica del sueño y experta en ritmos circadianos, recomienda enfáticamente el uso de papel y bolígrafo para este ejercicio, evitando la luz azul y las distracciones de los dispositivos electrónicos, que pueden estimular en lugar de relajar la mente. El propósito del diario del sueño es ayudar tanto a médicos como a pacientes a identificar patrones de sueño, evaluar cómo los hábitos diurnos afectan el sueño y determinar cambios positivos en los hábitos de sueño. Además, puede revelar la necesidad de pruebas adicionales para diagnosticar otros trastornos del sueño.
La rutina de mantener un diario del sueño, idealmente realizado una hora antes de acostarse o justo antes, actúa como una técnica para “vaciar el ruido” del día. Esto incluye procesar preocupaciones pendientes, reflexionar sobre conversaciones significativas y cualquier otro pensamiento que pueda interferir con la capacidad de dormir bien. Al adoptar esta práctica, las personas pueden encontrar una mejora significativa en la calidad de su sueño y, como resultado, en su salud mental y física general.