No es una moda ni una exageración: la inflamación crónica es un enemigo silencioso.
Aunque nuestro cuerpo la utiliza como mecanismo natural de defensa, cuando se vuelve permanente, puede contribuir al desarrollo de enfermedades graves como diabetes tipo 2, problemas cardíacos, artritis o incluso algunos tipos de cáncer.
Por eso, médicos y nutricionistas coinciden en una herramienta clave para combatirla: la alimentación. Y más específicamente, una dieta rica en alimentos antiinflamatorios.
🌿 ¿Qué son los alimentos antiinflamatorios?
Son aquellos que, por su composición, ayudan a reducir la inflamación celular y proteger al organismo. Contienen antioxidantes, compuestos bioactivos y nutrientes esenciales que modulan el sistema inmunológico y neutralizan el estrés oxidativo.
La mayoría son comunes, accesibles y parte de lo que se conoce como dieta mediterránea. Pero lo importante es la constancia, la variedad y el reemplazo de alimentos ultraprocesados por opciones naturales.
✅ Estos son los 19 alimentos que más recomiendan los expertos:
- Frutas rojas y bayas: frutillas, arándanos, frambuesas y moras.
- Verduras de hoja verde: espinaca, kale, acelga, brócoli.
- Pescados grasos: salmón, sardinas, caballa, atún.
- Frutos secos y semillas: nueces, almendras, chía, lino.
- Aceite de oliva extra virgen.
- Tomates (mejor cocidos).
- Cúrcuma: por su curcumina antiinflamatoria.
- Jengibre: digestivo y antioxidante.
- Legumbres: lentejas, porotos, garbanzos.
- Té verde: rico en catequinas protectoras.
También se suman:
11. Ajo
12. Pimiento rojo
13. Palta
14. Zanahoria
15. Cebolla
16. Uvas moradas
17. Brócoli
18. Avena
19. Chocolate amargo (mínimo 70%)
🥗 ¿Cómo sumarlos sin volverse loco?
– Un puñado de frutos secos al día.
– Frutas rojas en el desayuno.
– Cambiar manteca por aceite de oliva.
– Usar cúrcuma y jengibre como condimentos.
– Incorporar legumbres en ensaladas o guisos.
– Reemplazar snacks ultraprocesados por fruta o yogur natural.
⚠️ ¿Sirve solo con comer esto?
No. Los especialistas aclaran que ningún alimento es mágico por sí solo.
El impacto real se logra con una combinación de alimentación variada, ejercicio regular, descanso suficiente y menos estrés.
Además, es fundamental consultar con un nutricionista antes de hacer cambios bruscos, sobre todo si tenés alguna condición médica o estás tomando medicación.