Lo que parecía una dulce historia de amor terminó revelando una verdad incómoda. El influencer estadounidense Nick O’Neill, conocido en redes como Choose Rich, publicó una foto en la que se mostraba sonriente junto a la creadora de contenido Karsyn Bailee, con un pie de foto que decía: “Mi nueva novia”. El posteo se volvió viral y superó las 23 millones de visualizaciones en pocos días. Pero detrás de esa imagen, había algo más.
😡 Karsyn Bailee rompió el silencio el 18 de octubre y acusó públicamente a O’Neill de manipular la situación:
“Me pagaron 400 dólares por actuar en algunos sketches. Tenía que aprobar con cuáles me sentía cómoda. No sabía que esta foto iba a ser publicada ni conocía el pie de foto. Además, se negó a etiquetarme después en nada”, denunció la joven en su cuenta de X (ex Twitter).
📉 La reacción fue inmediata: miles de usuarios comenzaron a criticar al influencer por aprovecharse de una actriz contratada para construir una narrativa falsa con fines virales. Algunos lo acusaron de “cosificar” y “utilizar” a Bailee para beneficio personal, mientras otros ironizaban con el clásico: “La novia que no sabía que era novia”.
🔥 Aunque la publicación original sigue arrasando en reproducciones, la polémica generó un debate más profundo sobre los límites éticos de los contenidos virales, el consentimiento y el uso de la imagen en el mundo digital.
🔎 Una curiosidad que pocos conocen: el término “parasocial relationships”, que describe las conexiones unilaterales entre celebridades e influencers con su audiencia, fue acuñado en 1956. Hoy, se ha actualizado para explicar también cómo algunos influencers simulan relaciones amorosas o amistades para generar más engagement. Un fenómeno tan rentable como engañoso. 💔📲