Un héroe de bolsillo en el hielo suizo

Un chihuahua salva a su dueño caído en un glaciar tras negarse a abandonarlo

En el mundo del alpinismo, uno espera peligros invisibles. Pero lo que nadie anticipa es que, al borde del abismo, quien marque la diferencia no sea un guía experimentado ni una tecnología de punta, sino un chihuahua.

El insólito episodio ocurrió cerca de Saas-Fee, en Suiza, cuando un excursionista cayó por una grieta en un glaciar. Su único testigo y eventual rescatista fue su perro: un chihuahua que, a pesar del frío y la vastedad blanca, se negó a moverse del sitio del accidente.

Fue su actitud insistente, agitada y fiel la que alertó al equipo de rescate de Air Zermatt, permitiéndoles ubicar un agujero prácticamente invisible en medio del paisaje helado. El diminuto perro, sin pretenderlo, se convirtió en guía, centinela y símbolo viviente de la lealtad.


🧊 Un rescate extremo, con un asistente inesperado

La operación fue todo menos convencional. Air Zermatt desplegó tres especialistas en helicóptero, que al llegar a la zona encontraron un escenario clásico del caos alpino: hielo uniforme, grietas por doquier y visibilidad reducida.

Pero fue el perro —agitado, firme, plantado en el borde del abismo— quien señaló el punto exacto. Desde allí, los rescatistas descendieron en rápel por una grieta angosta, inestable y peligrosa. No hubo margen para el error. El excursionista fue finalmente rescatado y trasladado en helicóptero, junto a su perro, al hospital de Visp. Ambos se recuperan.

La empresa calificó la operación como “extraordinaria”, tanto por su dificultad como por la participación fundamental del can.


🐶 Más casos donde los perros fueron el GPS del alma

El caso recuerda otro suceso reciente en Zaragoza, España, donde un yorkshire terrier de apenas dos kilos guió a la Guardia Civil hasta su dueño herido, atrapado en una zanja cubierta de zarzas.

El perro interceptó un vehículo policial, ladró con insistencia y no se apartó del camino hasta llevarlos a su humano, que presentaba traumatismos y hemorragias visibles. Fue hallado en plena madrugada, en un lugar de acceso imposible sin guía.

Ambos casos demuestran que, a veces, el mejor localizador no es satelital, sino emocional.