El virus respiratorio sincicial (VRS) es uno de los patógenos más frecuentes en bebés y niños pequeños, conocido por causar bronquiolitis y otras infecciones respiratorias. Ahora, un nuevo estudio de centros científicos de Bélgica y Dinamarca aporta evidencia clave: contraer VRS en los primeros meses de vida aumenta significativamente el riesgo de desarrollar asma infantil, especialmente en aquellos con antecedentes familiares de alergia o asma.
La investigación, publicada en Science Immunology, sugiere que prevenir la infección temprana podría reducir de manera notable los casos de asma en edades posteriores. Entre las estrategias más efectivas figuran la vacunación materna durante el embarazo y la inmunización pasiva del recién nacido mediante anticuerpos de acción prolongada.
Qué es el asma infantil
El asma infantil es una enfermedad crónica que provoca inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias. Sus síntomas incluyen dificultad para respirar, sibilancias, opresión en el pecho y tos persistente, sobre todo por la noche o tras realizar actividad física. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 80 millones de niños menores de 15 años viven con esta condición en todo el mundo.
En Europa, se estima que entre el 5% y el 15% de los niños convive con asma, una enfermedad que impacta en la calidad de vida y genera altos costos para los sistemas de salud.
Cómo interactúa el VRS con el riesgo genético
Uno de los autores del estudio, Bart Lambrecht, del Centro de Investigación en Inflamación VIB-UGent, explicó que el asma infantil es una enfermedad multifactorial. El trabajo demostró que la combinación entre infección temprana por VRS y predisposición genética crea un escenario propicio para impulsar al sistema inmunitario hacia respuestas exageradas frente a alérgenos comunes, como los ácaros del polvo.
Los investigadores analizaron datos de todos los niños daneses y sus padres, combinándolos con experimentos controlados. Descubrieron que los bebés que sufren infecciones graves por VRS en los primeros meses de vida muestran una mayor tendencia a desarrollar respuestas inmunológicas alérgicas. Este efecto se potencia si existe historial familiar, ya que los anticuerpos transmitidos por los padres incrementan la sensibilidad a estos estímulos.
Los modelos experimentales demostraron que prevenir el VRS evita estos cambios inmunitarios perjudiciales y, en consecuencia, reduce el desarrollo posterior de asma.
La importancia de prevenir la infección
Hamida Hammad, coautora principal del trabajo, destacó que la prevención del VRS es cada vez más accesible y tiene beneficios que van mucho más allá de evitar internaciones. “Tenemos la oportunidad de mejorar la salud respiratoria a largo plazo”, aseguró.
Actualmente, tanto la vacunación materna en el tercer trimestre del embarazo como la inmunización pasiva del recién nacido se están implementando en numerosos países, aunque su adopción sigue siendo irregular.
Para Lambrecht, el momento es clave: “Si prevenir el VRS también reduce el riesgo de asma, los beneficios para las familias y los sistemas de salud podrían ser enormes”. El estudio fue financiado por el Consejo Europeo de Investigación, la Universidad de Gante y la Fundación de Investigación de Flandes.
Este hallazgo abre una nueva puerta en la salud pública: proteger a los bebés del VRS no solo salva vidas en el corto plazo, sino que también puede evitar la aparición de una enfermedad crónica que afecta a millones de niños en todo el mundo.
