Un corazón de titanio que promete acabar con la espera por un trasplante

🫀 Un hombre australiano hizo historia al convertirse en el primero en vivir fuera del hospital durante más de 100 días con un corazón artificial de titanio, un dispositivo revolucionario que podría cambiar el futuro de los tratamientos para la insuficiencia cardíaca.

El protagonista de este hito es un paciente de 40 años, quien, tras ser conectado a este corazón mecánico, logró esperar con vida un trasplante durante 105 días. La tecnología fue desarrollada por la empresa BiVACOR, que diseñó un dispositivo casi indestructible, liviano y compacto, capaz de adaptarse incluso al cuerpo de un niño.

⚙️ El corazón artificial emplea un rotor magnético que levita y bombea la sangre sin fricción, lo que evita su desgaste y lo convierte en un aparato prácticamente irrompible. Gracias a esta innovación, el paciente, que antes apenas podía caminar 10 o 15 metros sin fatigarse, hoy puede realizar actividades que había abandonado hace años.

🗣️ “Este invento cambia completamente las reglas del juego”, declaró emocionado el cirujano jefe Paul Jansz, quien lideró la intervención y confesó que el avance “le puso la piel de gallina”.

🔬 Esta maravilla tecnológica es el fruto de más de 20 años de trabajo de Daniel Timms, un ingeniero biomédico australiano que se embarcó en el proyecto después de que su padre sufriera un infarto en 2001. Aunque el dispositivo todavía no está disponible de forma comercial, los ensayos clínicos han demostrado un éxito rotundo que abre la puerta a un futuro esperanzador.

🌍 Cada año se realizan aproximadamente 6.000 trasplantes de corazón en el mundo, una cifra insuficiente frente a la cantidad de pacientes en lista de espera. Esta tecnología podría convertirse en la tabla de salvación para millones de personas con daño cardíaco severo.


🧐 Dato curioso que probablemente no sabías:

💡 El corazón artificial de BiVACOR no tiene pulsos. A diferencia de un corazón humano, este dispositivo genera un flujo continuo de sangre, lo que significa que los pacientes que lo usan no tienen pulso detectable. Los médicos deben recurrir a métodos alternativos para medir signos vitales. Fascinante, ¿no?