🏔️ En lo profundo de los Valles Calchaquíes, en Salta, Juan y Antolina han construido una historia de amor única. A pesar de estar casados desde hace cinco décadas, cada uno vive en su propia montaña, separados por un sendero árido que Juan recorre todos los días para verla. “Así nos llevamos mejor”, aseguran.
🚶♂️ Juan, de 72 años, sale cada mañana de su choza de piedra y techo de paja acompañado de su perro. Camina entre 20 y 30 minutos hasta la casa de Antolina, de 74, donde la ayuda a soltar a las cabras para el pastoreo. Luego, tras compartir el día juntos, regresa a su montaña antes del atardecer.
📍 Esta particular historia fue descubierta por el youtuber Sergio Caballero, quien documenta la vida en comunidades aisladas del norte argentino. “Me escribió el sobrino de Antolina para contarme sobre ellos y no dudé en conocerlos”, relató. Así fue como llegó hasta las chozas de la pareja, situadas a cinco horas de caminata desde Cafayate.
🏡 “Cada uno tenía su propio puesto cuando nos conocimos y decidimos seguir así”, contó Antolina. “Es mejor, porque si viviéramos juntos, andaríamos peleando. Así estamos más tranquilos”, agregó entre risas.
🌄 En la casa de Juan, sus únicos compañeros son su perro y dos gatos negros que lo esperan cada día. No tiene celular ni luz eléctrica y rechaza la idea de vivir en la ciudad. “No quiero nada de eso, estoy bien acá”, afirmó. Antolina, en cambio, vive con uno de sus tres hijos, mientras que los otros dos la visitan esporádicamente.
💬 “Ellos encontraron en la distancia su propia forma de amor”, reflexionó Caballero. “Es una historia increíble. En un mundo donde todos buscan estar conectados todo el tiempo, ellos eligen la distancia como su equilibrio”.
🔎 La vida en los Valles Calchaquíes es dura: los caminos son de tierra, el acceso a recursos es limitado y las temperaturas pueden ser extremas. Sin embargo, Juan y Antolina han logrado mantenerse fieles a su estilo de vida, resistiendo el paso del tiempo y los cambios de la modernidad.
💕 “No hace falta vivir juntos para quererse”, concluyó Juan antes de emprender, una vez más, su caminata de regreso a casa.