Fabricio Ballarini es científico y comunicador. Su gran habilidad para bajar al llano los conocimientos más complejos lo destacan, no sólo como el biólogo e investigador que es, sino como un solicitado conferencista y columnista en diferentes medios masivos. El laboratorio es su punto de partida, pero ha salido de ahí para poner al alcance de quien quiera escucharlo las respuestas a preguntas fundamentales: Cómo funciona el cerebro humano, cómo recordamos y cómo olvidamos.
Egresó como licenciado en Ciencias Biológicas de la Universidad de Buenos Aires y luego se doctoró y posdoctoró en el Laboratorio de Memoria de la Facultad de Medicina de la misma casa de estudios. Uno de sus logros como científico es el desarrollo de una estrategia neuroeducativa que le ha permitido mejorar la memoria a alumnos de todos los niveles de instrucción.
Es investigador del CONICET en el Laboratorio de Memoria del Instituto de Biología Celular y Neurociencias “Dr. De Robertis” y desde el 2013 dirige “Educando al Cerebro” una iniciativa promovida por un grupo de expertos en diversas ramas de la ciencia, con el objetivo de acortar la brecha entre el sistema científico y la sociedad, especialmente entre quienes generan conocimiento relevante sobre los procesos educativos.
En diálogo con La Fórmula Podcast, describió qué es la memoria y de qué forma el cerebro evoca los recuerdos, cómo las redes sociales están generando adicción en adolescentes y su preocupación porque en Argentina el tema aún no se debate. También explicó qué error común evitar para recordar lo estudiado para un examen y los 2 avances científicos recientes que lo dejaron asombrado.
La entrevista completa la podés encontrar al pie de esta nota y en el canal de La Fórmula, en Youtube
—¿Qué es la memoria?
—Es una pregunta muy complicada, porque la memoria es la capacidad que tenemos los humanos y los animales de quedarnos con una parte de la información que nos rodea, es incorporar información externa y procesarla a nivel químico y eléctrico. Para tener ese almacenamiento suceden un montón de cosas fantásticas en el cerebro, muchas que conocemos y muchas que no tenemos ni idea. Y la capacidad de la memoria está relacionada con, por lo menos, tres procesos. El primero es la adquisición. Cuando vos me estás mirando o me estás escuchando, estás adquiriendo información nueva. Esa adquisición no se transforma automáticamente en información guardada, entra en un proceso que se llama “consolidación”. Ese proceso es cómo el cerebro, a través de distintos mecanismos, va a quedarse con una porción de lo que adquiriste. Ese proceso de consolidación dura por lo menos 12 horas. Lo que estamos hablando ahora, si a vos te interesa, algo tu cerebro se lo va a quedar, pero recién lo va a terminar de guardar 12 horas después. Es decir, el trabajo que hace es continuo y, mientras estés dentro de una hora tomándote un café, aunque no te des cuenta, tu cerebro sigue procesando esa información que escuchaste una hora antes. Y después, una vez que consolidaste, llega el proceso que habitualmente asociamos con la memoria, que es la evocación, es cómo traemos a la conciencia esa información que guardamos.
—Si memorizamos una pequeña parte de la información, ¿cómo hacemos esa selección?
—Tenemos algunos indicios pequeñitos, después de años de investigación. Lo que descubrimos es que, por lo menos, cuando uno se emociona con un hecho determinado, eso se guarda con mucha más fuerza. Es bastante lógico, uno se acuerda del primer día de clase, el primer día de trabajo, el último día de clase, el primer beso, las cuestiones emotivas se marcan mucho en nuestro cerebro.
Pero tratamos de entender el mecanismo adentro de las neuronas. Así que esa porción de la realidad en el fondo es aún mezcla de azar y de decisiones que toma el cerebro que no las conocemos, son reglas que evolutivamente nos sirvieron para sobrevivir, pero que no las tenemos muy en claro.
—En el periodo de consolidación, ¿lo que estamos haciendo durante esas 12 horas modifica cuánto voy a poder memorizar?
— Sí. Y eso es fabuloso y terrible al mismo tiempo. Porque no es lo mismo que aprendas algo y que a las dos, tres o cinco horas te pase algo terrible negativo o que no te pase nada. Yo estudio casi todas las cosas en contextos escolares para hacer investigaciones. A veces se cree que lo que pasa en la escuela se circunscribe a la escuela y no es así porque los alumnos y alumnas en ese momento aprenden algo, pero después salen y les pasa algo terrible o no tienen las condiciones necesarias para tener una vida saludable o tienen situaciones de violencia familiar o de bullying, esa información que se estaba guardando empieza a entrar en competencia con otras situaciones y es posible que no se guarde del todo bien. No es lo mismo aprender algo e irte a dormir plácidamente que aprender algo y no tener para comer o tener una mala noticia.
0 seconds of 2 minutes, 6 secondsVolume 0%“Diseñaron un algoritmo que, básicamente, decodifica tus pensamientos y detecta cuáles regiones del cerebro se activan para determinados conceptos. Hace un mapa y aprende que el cerebro piensa de determinada forma”
—Si yo quisiera ser estratégica porque tengo un examen mañana, ¿qué me conviene hacer en esas 12 horas?
—Respetar el sueño es fundamental, muchas veces uno se quedó haciendo una entrega o estudiando toda la noche, esa es la peor decisión de cualquier estudiante. Durante la fases del sueño uno guarda y consolida esa información de mejor manera. Cuando uno está durmiendo el cuerpo descansa, pero el cerebro todo el tiempo guarda información. Por eso, si aprendiste algo durante el día y lo vas a intentar evocar al día siguiente en un examen, dormí.
—¿Se nace con un gen más propenso a la buena o mala memoria?
—Todos dijimos en algún momento, por ejemplo, “yo soy muy malo para recordar las caras”. Primero lo que tenemos que saber es que la memoria es distinta en los distintos momentos de nuestra vida, tenemos lo que se llama plasticidad neuronal. Podemos pensar el cerebro como una plastilina o una masa, cuando sos muy chiquito tenés mucha plasticidad, ese cerebro se puede transformar en distintas cosas y podes hacer un juego distinto, pero a medida que empezás a ser más grande esas plasticidad se vuelve un poco más tosca o rústica, por lo cual tu cerebro no tiene tanta facilidad de hacer esas cosas.
—¿Hay una edad en que sucede ese quiebre?
—Sí, se estima que esa plasticidad empieza a caer en la mediana edad, es decir a los 25, 30, 35, 40 años, pero después la bajada es muy pequeña, no la vas a notar año tras año, pero hay que entender que empezamos a jugar con otros jugadores.
Si comparas a una persona de 50 años con una de 18, la de 18 probablemente aprenda muchas cosas muy rápido, pero la de 50 tendrá otras herramientas: no se va a poner nervioso por determinadas situaciones, tiene otras experiencias, lo puede linkear. Entonces es bastante injusto comparar la memoria, porque necesitamos otras herramientas.
—¿Ahora que tal vez la necesitamos menos respecto de años atrás, desentrenamos la memoria?
—Hoy, hay muchos cambios en las generaciones, es decir, las generaciones cada vez son más cortas. Hay mucha diferencia entre un chico de 18 y uno de 22 y son cuatro años, pero parecen generaciones distintas porque tecnológicamente incorporaron diferentes herramientas. No tenemos muy en claro cómo afectó la tecnología. Sí que los jóvenes que hoy evaluamos con las herramientas para entender textos fallan, porque la tecnología interfirió en ese entendimiento o están leyendo de otra manera. Vemos que una persona joven hace una lectura casi en diagonal, busca otra información, entonces ¿es la tecnología que nos afectó? Sí, para bien o para mal, hoy no lo sabemos, y quejarnos de eso es medio ridículo porque la tecnología está y va a seguir sucediendo.
Cuando analizamos estudiantes de secundario de Argentina, de CABA, de AMBA, lo que observamos es que en promedio utilizan el celular más de cinco horas por día.
—Es mucho, pero a la vez una parte de ese uso es por trabajo o por estudio, otra parte por ocio o para comunicarse con vínculos
—Por eso digo que no es necesariamente malo, pero cuando analizamos a los estudiantes del secundario, de ese tiempo, el 45% están en Tik Tok, o sea están tres horas. Hay que ver qué efectos tiene Tik Tok sobre esos adolescentes y si los algoritmos están interfiriendo en algún otro proceso.
Lo que descubrimos es que, cuando cruzan un umbral determinado de cantidad de horas de consumo en redes sociales o de pantallas, más las mujeres que los varones, entran en una autopercepción de alta ansiedad y de alta depresión. Por eso hay determinados límites que, a través del conocimiento, tenemos que marcar, porque después de una determinada cantidad de horas empiezan sensaciones de desgano, de decir “yo lo que quiero es ver videos de Tik Tok porque esto está buenísimo, me está dando lo que yo necesito”, y cuando no está Tik Tok dicen “no sé, no me dan ganas de hacer nada”, y eso es un problema porque entramos en situaciones adictivas.
En Argentina, esas cosas no las discutimos mucho, lamentablemente no nos damos tiempo para eso, pero en el resto del planeta las redes sociales en niños y adolescentes están causando grandes discusiones. Está recontra comprobado que hay algoritmos que hacen todo lo posible para que vos seas adicto. Cuando uno es adulto tiene otras herramientas para destrabar determinadas situaciones. Lo que se está planteando es hasta cuándo, no sé si suprimir, pero aconsejar que se alejen un tiempo determinado porque pueden caer en la adicción. Nosotros observamos que cuando cruzan ese umbral, hay un porcentaje alto que cae en situaciones de necesidades extremas de usar el celular, hay como una sensación de abstinencia.
—Hay un concepto que me gustaría que expliques, es el de “memorias falsas”
—El proceso en el cual uno guarda información, cuando uno consolida esa información, como dijimos, nos guardamos algunas cosas, y cuando evocamos, evocamos esas cosas que guardamos. Imaginemos que nosotros somos amigos y en un determinado momento de la vida fuimos de vacaciones a tal lado y estamos charlando sobre qué hicimos un sábado a la noche hace cinco veranos. Yo te digo “che, pasó esto”, saco la conciencia y pongo estas cartas de mis recuerdos sobre la mesa, y vos que estuviste en el mismo lugar me decís “no, eso no pasó, lo que pasó es que vino otra persona y pasó tal otra”. Aunque yo no me dé cuenta esas cartas vos me las movés, y yo voy a guardar información que se llama “reconsolidación”. Yo evoco, lo saco a la conciencia, lo manoseamos entre los dos y la vuelvo a guardar; la próxima vez que yo recuerde ese evento es mucho más probable que recuerde la última vez que lo recordé.
—¿Hay una explicación de por qué ocurre esto?
—Hay muchos estudios, es una idea bastante contemporánea, tiene dos o tres décadas. Muchos papers de distintos grupos observan lo mismo, y no hay una explicación. Casi siempre en biología se lo intenta relacionar con algo evolutivo, ¿cuál es la ventaja que le da generar estas falsas memorias? No lo tenemos muy en claro.
Sí está bueno tener en claro que existe cierta peligrosidad en esa forma de guardar información, primero lo que tenemos que tener, y hoy creo que nos falla a todos por esta dinámica de incorporar información, es pensamiento crítico, ¿es realmente lo que me estoy acordando o lo que pienso? o ¿la conclusión que saqué es realmente así? Esas preguntas que parecen de lo más zonzas son fundamentales.
—Como investigador que está todo el tiempo viendo los avances de la neurociencia, ¿qué fue lo último que aprendiste y que te sorprendió?
—Durante el año pasado vi cosas que jamás supuse que se podían hacer, y eso que estoy en el tema. Hay dos que me volaron la cabeza y dije “esto no puede ser real”. Una es que diseñaron un algoritmo que decodifica tus pensamientos, o sea te escanean la cabeza y mientras vos estás escuchando un podcast o viendo un video empieza a detectar cuáles regiones de tu cerebro se activan para determinados conceptos. Con que escuches treinta minutos frases o que veas un video, el algoritmo aprende que tu cerebro piensa así. Ponen a una persona y le escriben en un texto lo que pensó, “vos estuviste pensando esto”.
Otra cosa que vi que es maravillosa tiene que ver con personas que tienen algún tipo de patología. Hay muchas personas que están encerradas en su propio cerebro por enfermedades como la ELA o la esclerosis múltiple y es muy desesperante para esos pacientes que quieren hablar y quieren transmitir decisiones médicas o humanas, y no lo pueden hacer. Hace poco se logró que alguien que había perdido la posibilidad de moverse volviera a caminar con un cable que va desde el cerebro hacia las piernas.
También lograron que una persona que tiene ELA, pueda volver a hablar a través de un avatar. Lo que hicieron es conectar estos dispositivos, se llaman BCI, “interface cerebro computadora”. Armaron un avatar, una cabeza que es esa persona pero que está en una computadora, y el avatar dice lo que esa persona piensa.
Es un gran avance para la humanidad y genera un montón de cosas positivas y un montón de controversias, tanto el acceder al pensamiento, como poder conectar ese cerebro a esa computadora para que la persona cuente. Hay una película que tiene unos años que se llama Chappie, que le transfieren la conciencia de un humano a un robot, la idea estaba buenísima, pero en ese momento dije “es imposible que eso suceda”. Hoy no sé si es imposible.
FUENTE: Infobae