En tiempos donde las relaciones afectivas son cada vez más fluidas y diversas, un patrón se repite con frecuencia en ciertos hombres, especialmente entre los 20 y los 40 años: eligen permanecer solteros mientras sostienen múltiples vínculos sexuales o afectivos simultáneos.
No buscan pareja estable, no se sienten atados, y rara vez atraviesan espacios de exclusividad emocional. A simple vista, podría parecer una expresión de libertad. Pero, desde la psicología evolutiva y social, hay mucho más por debajo de la superficie.

📌 ¿Qué hay detrás de esta elección?
Diversas investigaciones en psicología relacional (Buss & Schmitt, 1993; Baumeister & Vohs, 2004) indican que la preferencia por relaciones múltiples y sin compromiso suele responder a una combinación de factores:
- Deseo de validación constante: Muchos hombres encuentran en los vínculos múltiples una forma de reafirmar su autoestima, su virilidad o su atractivo.
- Miedo al vínculo profundo: Establecer una relación exclusiva implica exponerse emocionalmente. Algunos evitan esto refugiándose en vínculos superficiales y de corta duración.
- Modelo cultural de masculinidad: En la sociedad argentina —como en muchas otras— todavía persiste un mandato de masculinidad que valida el deseo sexual amplio y castiga la vulnerabilidad emocional masculina.
- Idealización de la libertad individual: En un contexto donde el desarrollo personal se ha convertido en valor central, hay quienes conciben el compromiso como una forma de pérdida de autonomía, en lugar de verlo como una construcción compartida.
🧠 ¿Es una elección consciente?
No siempre. Muchos hombres que adoptan este estilo de vida no lo hacen desde una postura reflexiva, sino como respuesta automática a modelos aprendidos o heridas no elaboradas.
Frases como:
- “Estoy en una etapa de disfrutar”
- “No me quiero atar”
- “Las relaciones me aburren”
- “Siempre terminan mal”
…pueden esconder experiencias de abandono, vínculos fallidos o una emocionalidad que nunca tuvo espacio para desarrollarse con madurez.
💬 ¿Qué sucede con las mujeres involucradas?
En estos esquemas vinculares, muchas veces las mujeres terminan más emocionalmente expuestas, ya que entran en relaciones donde las reglas no son claras o cambian según la conveniencia del otro.
El hombre suele mantener el control del nivel de intimidad, mientras que la mujer —en muchos casos— espera una transformación que no llega.
Esto no implica que todas las mujeres deseen compromisos formales. Pero sí hay un desequilibrio cuando una parte actúa con libertad afectiva total mientras la otra regula sus emociones en función del otro.
🎭 ¿Es libertad o una versión maquillada del miedo?
La soltería por elección puede ser una postura válida, saludable y madura. El problema surge cuando esa elección esconde incapacidad vincular, apatía emocional o uso del otro como objeto de descarga afectiva.
Lo que se presenta como “autonomía” a veces es solo una defensa muy bien argumentada del propio miedo.
Como señaló el psicoanalista argentino José Eduardo Abadi:
“Muchos creen que se protegen del sufrimiento alejándose del amor, sin ver que se condenan a una forma distinta de vacío.”
🧩 Una generación en redefinición
No se trata de condenar la soltería ni los vínculos múltiples, sino de preguntar desde qué lugar se construyen.
¿Es una decisión elegida o una forma de evitar lo que duele?
¿Es autenticidad o repetición de un mandato emocional heredado?
La verdadera libertad emocional no consiste en evitar el compromiso, sino en poder elegirlo o no con plena conciencia de lo que implica.