El Slow life es un nuevo estilo de vida que es tendencia entre los jóvenes y que suma cada vez más adeptos de todas las edades. Como su nombre en inglés lo indica, se trata de detenerse un poco, de practicar una vida lenta y de reducir el ritmo vertiginoso que caracteriza a las sociedades actuales.
Slow life: qué es y en qué consiste la práctica que adoptan cada vez más jóvenes
El Slow life es una forma de vida que viene creciendo en los últimos años. Si bien como movimiento en sí no tiene un origen claro, no sería descabellado suponer que nació como respuesta o como consecuencia del aumento de la ansiedad y de una mayor conciencia por parte de las personas acerca de la importancia de la salud mental.
El nombre de este estilo de vida significa “vida lenta” y también es conocido como “slow living” y “vida slow”. Sus premisas se basan en vivir el día a día de la forma más pausada posible, con consciencia del presente e intentando conectar con lo pequeño y lo simple.
Que la propuesta sea la de bajar el ritmo vertiginoso que se vive en la actualidad no implica que haya que detenerse. Por lo contrario, el Slow life propone mirar las cosas desde una nueva perspectiva y apreciar así cuáles son los verdaderos deseos de una persona.
Meditación, desconexión de redes sociales y más: claves para practicar el Slow life
El Slow life tiene más de camino que de objetivo en sí. En otras palabras, la idea de este estilo de vida no pasa por alcanzar un resultado o algo puntual, sino más bien por poder disfrutar del recorrido y de vivir en tiempo presente.
La meditación es una de las herramientas principales de esta tendencia. Con esta, se invita a poner atención plena en la respiración y se adquieren aprendizajes como el de poder “volver” cada vez que la mente se dispara hacia pensamientos y reflexiones.
Otra de las propuestas clave consiste en reducir el uso de las pantallas y la tecnología, ya sea de computadoras, televisión y celulares. En este punto, la utilización con consciencia de las redes sociales es fundamental, ya que ayuda a disminuir y/o prevenir la ansiedad que estas muchas veces disparan.
Para finalizar, la conexión con la naturaleza y el pasar tiempo al aire libre son otras herramientas fundamentales del Slow life. Lo mismo ocurre con el cuerpo de cada uno: este modo de vida invita a cuidar de este y a llevar adelante prácticas saludables, sobre todo en materia de alimentación.