Shakira y Piqué vendieron una de sus casas de Esplugues: el patrimonio en plena reestructuración

🏡 La separación de Shakira y Gerard Piqué sigue teniendo capítulos que se reflejan en lo económico y patrimonial. Tres años después de su ruptura, la expareja cerró la venta de una de las viviendas que compartieron en Esplugues de Llobregat por algo más de tres millones de euros (USD 3.5 millones).

💸 El proceso de negociación fue largo y no estuvo libre de tensiones: mientras Shakira buscaba mantener un precio alto, Piqué presionaba por cerrar rápido la operación para instalarse con su actual pareja, Clara Chía. Según trascendió, la artista llegó a pedir hasta 12 millones de euros, mientras que el exfutbolista estaba dispuesto a aceptar entre 6 y 10 millones.

✨ La casa vendida forma parte de un complejo de tres propiedades que la pareja había adquirido durante su relación para proyectar un gran espacio familiar. Diseñado por la arquitecta Mireia Admetller, el conjunto incluye jardines extensos, piscinas, gimnasio, sala de juegos, estudio de grabación y terrazas con vistas privilegiadas.

👨‍👩‍👧‍👦 Allí vivieron no solo Shakira, Piqué y sus hijos Milan y Sasha, sino también los padres de la cantante y parte del personal de servicio. El proyecto original contemplaba tres casas interconectadas, pero la tercera —ahora vendida— terminó quedando fuera del plan familiar y se comercializó de manera independiente.

📍 Actualmente, las otras dos propiedades del complejo siguen a la venta, con un precio conjunto de 11 millones de euros (casi USD 13 millones). La operación está en manos de una sociedad administrada por Joan Piqué, padre del exfutbolista, que optó por una gestión discreta sin anuncios en portales inmobiliarios.

🌎 Mientras tanto, las vidas de ambos siguen caminos separados. Shakira reside en Miami con sus hijos y continúa enfocada en su carrera musical, mientras que Piqué divide su tiempo entre Barcelona —donde dirige su empresa Kosmos— y viajes a Estados Unidos para cumplir con la custodia compartida.

🎶 La venta marca un paso más en la desvinculación patrimonial de la expareja, un proceso que refleja también la distancia personal y emocional que se profundizó tras la separación, tema que la cantante no dudó en plasmar en varias de sus canciones.