Durante la próxima Luna llena, el satélite natural de la Tierra se verá más chico de lo habitual: te contamos por qué y qué otros fenómenos acompañarán este evento astronómico
La noche del 12 de mayo, el cielo se iluminará con la última microluna llena del año, también conocida como la Luna de flores. Este fenómeno, que se podrá ver desde cualquier parte del mundo sin telescopios, se destaca por un detalle particular: la Luna se verá más pequeña de lo habitual. Pero ¿por qué ocurre esto?
Una microluna sucede cuando la Luna llena (o nueva) coincide con el apogeo lunar, es decir, el punto más lejano de su órbita alrededor de la Tierra: unos 405.000 km de distancia. Como comparación, durante una superluna —cuando el satélite está en su punto más cercano, o perigeo— la Luna puede parecer hasta un 14% más grande.
En el caso de la microluna, el efecto es el inverso: desde la Tierra, la Luna se percibe entre un 6% y 14% más chica. Aunque esta diferencia es sutil para el ojo humano, los fanáticos de la astronomía saben detectarla.
🌊 Además, este tipo de Luna provoca mareas ligeramente más bajas, ya que su atracción gravitacional es menor.
El punto máximo de este plenilunio será el 12 de mayo a las 16:56 GMT (13:56 en Argentina). Pero se podrá ver durante tres noches consecutivas, con la Luna casi completamente iluminada.
El nombre proviene de las tribus algonquinas del hemisferio norte, que relacionaban la aparición de esta luna con el pleno florecimiento de la primavera. En otras culturas, también se la llamaba “luna de leche”, por su vínculo con las tradiciones agrícolas medievales. A pesar de su nombre, no cambia de color: lo que puede suceder es que, al aparecer cerca del horizonte, adopte tonalidades amarillas o anaranjadas, por el efecto de la atmósfera terrestre.