Recientemente, un insólito hecho en una boda sorprendió a Italia: una pareja se casó y quiso celebrar su matrimonio en un lujoso restaurante, aunque cuando les dijeron lo que tenían que pagar, se escaparon y abandonaron el país.
Moreno Priorietti y Andrae Svenja se casaron en agosto de este año con una fiesta a lo grande que incluyó 80 invitados y una ostentosa cena que consistía en pastas y marisco. El dueño del lugar denunció a la pareja con la policía y exige que le paguen: “Podrían dejarme sin negocio”.
La Rotonda, el salón y restaurante en el que se celebró el casamiento, está ubicado en un pueblo al sur de Italia. Su dueño, Enzo Fabrizi, anotó los pedidos de los invitados para, hacia el final de la noche, hacer la cuenta del total a pagar para entregárselo a los novios.
En diálogo con el medio británico Daily Mail, Fabrizi contó que el monto por lo que se consumió durante la noche era de 7000 euros, es decir más de 2.500.000 millones de pesos argentinos. Inesperadamente, cuando el propietario les pasó la cuenta, la pareja abandonó el salón de inmediato y se dieron a la fuga.
Andrae y Moreno se casaron en agosto de este año y luego escaparon del salón donde hicieron su fiesta.
Ante dicha actitud, Enzo quedó en shock y lo primero que se le ocurrió fue contactarlos a través de Facebook, aunque sin mucho éxito ya que cuando intentó hablarles por chat, se dio cuenta de que sus perfiles habían sido eliminados recientemente de manera misteriosa.
Al no tener otra alternativa, el dueño del restaurante realizó una denuncia policial junto a su abogado, Lugi Tozzi, quien explicó a Daily Mail cómo avanzaría el caso en esta particular situación: “Se ha presentado una denuncia formal ante la policía local. El asunto está ahora en sus manos y lo mejor para la pareja sería entregarse a las autoridades o, mejor aún, pagar la deuda pendiente”.
“Mi cliente está dispuesto a retirar la demanda una vez que se liquide la factura y, por lo tanto, evitar cualquier acción legal prolongada”, agregó Tozzi haciendo énfasis en que Enzo es capaz de hacer las paces si los novios acceden a pagar lo que corresponde.
Así se veía el restaurante en donde se hizo la celebración.
La decisión de haber recurrido a un proceso judicial no es un capricho, sino una necesidad por parte de Fabrizi de mantener su local: “Tuvimos un contacto con ellos hasta hace unas semanas y seguían diciendo que pagarían, pero luego no llegó ningún dinero. Para un lugar pequeño como el mío, 7000 euros es una cantidad considerable de dinero y necesito liquidar esta factura porque tengo proveedores que pagar y otros gastos generales”.
“Si no se soluciona pronto, podría dejarme sin negocio. Estaría feliz de abandonar la acción legal tan pronto como me paguen, pero no puedo obtener ninguna respuesta de ellos y contraté a un abogado”, concluyó. Hasta el día de hoy, se desconoce el paradero de los recién casados. /TN