Roger Waters, una figura clave en el ascenso de Pink Floyd a la cumbre del rock progresivo, ha compartido su franca opinión sobre los primeros días de la banda, especialmente sobre el álbum “The Piper at the Gates of Dawn”. En un recuerdo crítico, Waters expresó su descontento con los inicios del grupo, marcados por la incertidumbre y la experimentación.
Después de la partida de Syd Barrett, quien fue la fuerza creativa inicial detrás de la banda, Waters asumió un papel más prominente en Pink Floyd, llevándolo a alcanzar nuevos niveles de éxito con álbumes icónicos como “The Dark Side of the Moon” y “The Wall”. Sin embargo, mirando hacia atrás, Waters ve con desdén esa primera etapa, especialmente el trabajo realizado en “The Piper at the Gates of Dawn”.
Según relató a Far Out Magazine, Waters no buscaba ser el líder de la banda. Su rol inicial estaba más enfocado en contribuir desde un segundo plano, pero la situación cambió con el declive de Barrett. En esos primeros tiempos, la banda intentaba navegar por el rock psicodélico, un género en el que aún no encontraban su camino.
Reflexionando sobre “The Piper at the Gates of Dawn”, Waters describió esa etapa como un período en el que la banda no entendía realmente lo que estaba haciendo. “Probábamos cualquier cosa en el estudio, esperando que algo funcionara”, confesó Waters a la revista Q. Su crítica no se detiene ahí, ya que describe esos tiempos como “risibles” e “inútiles”, marcados por una falta de habilidad musical que los llevó a adoptar un enfoque experimental.
Esta perspectiva de Waters sobre los comienzos de Pink Floyd revela una visión crítica y honesta de un artista reflexionando sobre sus humildes comienzos y la evolución de su carrera.