Roger Waters, el emblemático cofundador de Pink Floyd, no solo ha dejado una huella indeleble en la música, sino que también ha demostrado tener un profundo aprecio por el cine, especialmente por aquellas películas que narran historias auténticas y conmovedoras. En una entrevista con Los Angeles Times en 1992, Waters reveló su conexión emocional con el cine clásico italiano, destacando “El ladrón de bicicletas” (1948) como una película que lo llevó a las lágrimas.
Esta obra maestra del cine neorrealista italiano, dirigida por Vittorio De Sica, cuenta la historia de un hombre y su hijo en la búsqueda desesperada de su bicicleta robada, esencial para el trabajo del padre y, por ende, para la supervivencia de su familia en la posguerra italiana. La capacidad de esta película para evocar una respuesta emocional tan fuerte en Waters, a la temprana edad de 11 o 12 años, subraya no solo su sensibilidad artística sino también su búsqueda de autenticidad y profundidad emocional en las artes.
Waters describe a su audiencia como individuos que, al igual que él, buscan experiencias más ricas y significativas tanto en la música como en el cine, prefiriendo la complejidad emocional y la narrativa genuina de películas como “El ladrón de bicicletas” y “Rocco y sus hermanos” (1960), en lugar del entretenimiento superficial predominante en la corriente principal de la época. Esta preferencia por historias que reflejan la realidad humana y la complejidad de los sentimientos resalta la conexión entre el arte que Waters crea y el arte que admira.
Dato curioso: “El ladrón de bicicletas” es considerada una de las piezas fundamentales del cine neorrealista, un movimiento que surgió en Italia como respuesta a las dificultades económicas y sociales después de la Segunda Guerra Mundial. Este movimiento buscaba representar la realidad de la vida cotidiana de las personas comunes, a menudo utilizando actores no profesionales y escenarios reales, una elección que enfatiza la autenticidad y la resonancia emocional que tanto valora Waters. Su admiración por esta película revela no solo su sensibilidad hacia las historias humanas auténticas sino también su aprecio por el arte que desafía, conmueve y trasciende.