Revelan cómo los pueblos prehispánicos de Córdoba fabricaban puntas de flecha con huesos de guanaco

Durante siglos, las Sierras de Córdoba guardaron los rastros de las comunidades que las habitaron antes de la llegada de los europeos. Aunque se sabía que practicaban la caza, la recolección y la agricultura, poco se conocía sobre cómo fabricaban sus herramientas cotidianas. Un nuevo estudio científico logró responder una de esas preguntas clave: cómo elaboraban puntas de flecha a partir de huesos de guanaco.

La investigación fue realizada por especialistas del Conicet, la Universidad Nacional de La Plata, la Universidad Nacional de Córdoba y el Centro de Investigación y Transferencia de Catamarca. Los resultados fueron publicados en la revista International Journal of Osteoarchaeology y constituyen el primer análisis detallado sobre la tecnología ósea en esta región.

El equipo, integrado por los doctores Matías Medina, Sebastián Pastor y Gisela Sario, analizó 117 artefactos óseos procedentes del sur del Valle de Punilla, conservados en el Museo Arqueológico Numba Charava. A partir de estas piezas, los investigadores lograron reconstruir los métodos de fabricación, la elección de materiales y la circulación de saberes entre generaciones.

Según explicó Medina, las puntas de flecha de hueso eran menos frecuentes que las de piedra. Mientras estas últimas se habrían utilizado principalmente para la caza, las puntas óseas podrían haber estado asociadas a conflictos armados ocasionales entre grupos. “Estos objetos ofrecieron una oportunidad única para conocer cómo se fabricaban las armas y herramientas utilizadas en la vida cotidiana”, señaló el investigador.

El material preferido para su elaboración eran los huesos largos de guanaco, el principal animal cazado por estas comunidades. El proceso comenzaba con golpes secos y cortes precisos para fragmentar el hueso. Luego, los artesanos aplanaban, tallaban y raspaban los fragmentos hasta lograr piezas simétricas y funcionales. El paso final consistía en pulir la superficie, lo que otorgaba brillo, resistencia y durabilidad.

Algunas pocas puntas presentaban decoraciones grabadas, consideradas señales de identidad social y cultural. “La decoración expresaba pertenencia y dejaba un mensaje claro sobre la afiliación del fabricante”, explicó Medina. Aunque cada pieza era única, la técnica se transmitía de generación en generación, probablemente dentro del ámbito familiar.

El estudio también permitió profundizar en la forma de vida de estos pueblos serranos. Según Pastor, se trataba de comunidades muy flexibles, que combinaban agricultura, caza y recolección. Durante el verano se reunían en campamentos para sembrar, recolectar y producir cerámica, mientras que en invierno las familias se dispersaban para cazar y vivir de manera más autónoma.

Si bien una limitación del trabajo fue la falta de datos precisos sobre el origen exacto de muchas piezas —debido a que fueron recolectadas sin métodos sistemáticos—, los investigadores destacaron el valor del conjunto analizado. Además, propusieron comparar estos hallazgos con los de otras regiones de Sudamérica para comprender mejor el desarrollo de la tecnología ósea en distintos contextos culturales.

Las puntas de flecha de hueso encontradas en las Sierras de Córdoba no solo revelan técnicas de fabricación, sino también la creatividad, la organización social y la identidad de comunidades que dejaron su huella en cada herramienta que produjeron.