Nueva York, ciudad que alguna vez marcó el ritmo del trabajo cara a cara, ahora está probando una modalidad que no todos imaginaban cuando soñaban con el “home office”: cajeros virtuales, conectados por videollamada desde Filipinas, que toman pedidos en tiempo real para los clientes que entran a restaurantes de comida rápida.
🧑💼 A través de pantallas colocadas frente al mostrador, estos trabajadores saludan, explican el menú y cargan los pedidos como si estuvieran allí… solo que no lo están. El salario que reciben ronda los 3 dólares por hora, en un contexto donde el mínimo en Nueva York es de 16.
💸 La empresa detrás del experimento se llama Happy Cashier y se defiende de las críticas asegurando que su modelo ayuda a los pequeños negocios a subsistir en una ciudad cada vez más cara: alquileres impagables e inflación en alza. “No podríamos pagar cinco empleados en Manhattan. Pero sí podemos pagar a cinco en Manila”, dijo el CEO de la compañía.
📜 Legalmente, la movida está dentro del marco permitido, ya que las leyes de salario mínimo sólo aplican a quienes trabajan físicamente en el estado. Pero eso no frenó la polémica: mientras algunos aplauden la eficiencia y el ahorro, otros denuncian una nueva forma de precarización y deshumanización del servicio.
📢 “Esto es lo opuesto a lo que hace que ir a un restaurante valga la pena”, señaló un cliente habitual de una de las cadenas que ya implementó el sistema. “Prefiero que me atienda una persona, no una pantalla”, agregó.
⚖️ El debate está abierto. ¿Es un paso adelante hacia la automatización del empleo o un retroceso en los derechos laborales?
📌 Curiosidad que pocos saben: en Filipinas, el nivel de inglés es tan alto que muchas empresas internacionales instalan sus centros de atención al cliente allí. De hecho, el país superó a India en cantidad de empleados en “call centers”, siendo hoy el mayor proveedor mundial de servicios de voz remota.
