Cuando una persona experimenta síntomas como goteo nasal, estornudos y dolor de garganta, puede ser difícil determinar si se trata de un resfriado, gripe o alergias, ya que estas afecciones comparten muchos síntomas. Sin embargo, con un diagnóstico adecuado, es posible diferenciarlas.
Teresa Hauguel, experta en enfermedades infecciosas de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, explicó las diferencias entre estos tres trastornos que afectan la respiración. “Si sabe lo que tiene, no tomará medicamentos que no necesita, que no son eficaces o que incluso podrían empeorar sus síntomas”, afirmó, destacando la importancia de evitar la automedicación.
Los resfriados y la gripe son causados por diferentes virus. En general, los síntomas de la gripe son más graves, como fiebre alta, dolor de cabeza, fatiga, tos, dolor de garganta, congestión nasal, dolor muscular y malestar general. Mientras que el resfriado puede compartir síntomas como secreción nasal, congestión y tos, es menos probable que cause fiebre alta o dolor intenso.
Por otro lado, las alergias no son causadas por un virus, sino por una reacción del sistema inmunológico a alérgenos, como el polen o la caspa de mascotas. Esto provoca que los tejidos respiratorios se inflamen, lo que genera congestión y goteo nasal. A diferencia de los resfriados o la gripe, las alergias pueden durar más tiempo, extendiéndose hasta seis semanas, dependiendo de la exposición al alérgeno.
Además, las alergias pueden causar picazón y lagrimeo en los ojos, algo poco común en resfriados o gripe. Hauguel enfatizó que los síntomas de las alergias suelen durar mientras una persona esté en contacto con el alérgeno, como durante las estaciones de polen en primavera, verano u otoño. En cambio, los resfriados y la gripe rara vez duran más de dos semanas.
El tratamiento para el resfriado o la gripe incluye descanso y beber líquidos. En caso de gripe, los analgésicos pueden ayudar a reducir la fiebre y el dolor. Para las alergias, los medicamentos antihistamínicos o aerosoles nasales pueden ser útiles, pero deben ser indicados por un profesional de la salud.
El cambio climático ha intensificado las temporadas de polen, alargando su duración y aumentando su intensidad, lo que agrava las alergias. Según la Academia Norteamericana de Asma, Alergia e Inmunología, esto ha afectado enfermedades alérgicas como la rinitis, la conjuntivitis y el asma, especialmente en niños, personas mayores y aquellos con enfermedades respiratorias preexistentes.
En primavera, muchos árboles, malezas y pastos liberan pólenes que provocan síntomas respiratorios en personas alérgicas. Pablo Moreno, especialista en asma y alergia, y presidente de Fundaler, aconseja tomar precauciones como consultar aplicaciones sobre niveles de polen, evitar salir al aire libre durante las horas de mayor concentración de polen (mañana y tarde), usar anteojos de sol y mascarillas, y mantener las ventanillas cerradas en el auto con el aire acondicionado encendido.
También se debe consultar con un médico sobre el uso de antihistamínicos preventivos antes de que los síntomas empeoren, y la inmunoterapia puede ser una opción a largo plazo. Moreno advirtió que automedicarse o subestimar los síntomas puede causar complicaciones, por lo que es esencial buscar atención médica si los síntomas persisten.