Una nueva investigación ha determinado que los hombres tienen un deseo sexual mucho más fuerte que las mujeres. Después de revisar más de 200 estudios, los investigadores“encontraron que los hombres reportan consistentemente un deseo sexual más alto”, dijo el autor del trabajo, Julius Frankenbach, estudiante de doctorado en psicología en la Universidad de Saarland en Saarbrücken, Alemania.
La complicada geometría de un tríoEn una pareja, una línea recta conecta los puntos. Con tres personas en una relación, surgen muchas más configuraciones
La investigación, que fue publicada recientemente enPsychological Bulletin, mostró además que los hombres dicen que pasan considerablemente más tiempo pensando en el sexo, fantaseando con el sexo, sintiendo deseo sexual y masturbándose, en comparación con las mujeres.
Surgió una duda: cuando se habla de las propias inclinaciones sexuales, ¿las personas siempre son honestas? “La sexualidad es un tema delicado”, reconoció Frankenbach. “Así que también consideramos la posibilidad de que los autoinformes de las personas no sean completamente precisos. Hubo alguna evidencia de respuestas tan inexactas en nuestros datos”, agregó el experto.
La sociedad actual convirtió a la sexualidad en un objeto de consumo, en las redes sociales, dicho proceso de inundación genera el efecto de pérdida del deseo o de interés sexual (iStock)
“Por ejemplo – señaló – los hombres informaron haber tenido más parejas sexuales que las mujeres, lo cual, por simple lógica, es casi imposible. Sin embargo, llegamos a la conclusión de que este sesgo de respuesta era relativamente pequeño y no podía explicar toda la diferencia de género en el impulso sexual que observamos. En otras palabras, creemos que la diferencia de género es real”.
El pecado de unos es el deseo de otros: cómo la cultura condiciona la sexualidadEn “Tradición y deseo”, la escritora argentina Ana María Shua compila textos de distintas épocas y partes del mundo que giran en torno al tabú del sexo. Homosexualidad, adulterio, incesto, masturbación y virginidad no se interpretan de la misma manera en todas las culturas, sino que dependen del código ético de cada una.
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Frankenbach y el coautor del estudio Malte Friese, profesor del departamento de psicología de la Universidad de Saarland, analizaron la forma en que se llevó a cabo cada trabajo. Después de tener en cuenta algunas diferencias, los investigadores concluyeron que el impulso sexual masculino es más fuerte que el femenino, con un “efecto de mediano a grande”.
Frankenbach dijo que el grado general en el que el impulso sexual difiere según el género podría compararse con las diferencias estándar en los cuerpos masculino y femenino, con “la diferencia de género en el impulso sexual aproximadamente igual a la diferencia de género en el peso corporal”.
“La cultura juega un papel importante en la configuración no solo de cómo los hombres y las mujeres expresan su sexualidad”, dijo una de las expertas
Frankenbach dijo que entre el 24% y el 29% de las mujeres parecen tener un impulso sexual más alto que el hombre “promedio”. Entonces, aunque en promedio los hombres pueden tener un impulso sexual más fuerte que las mujeres, “hay muchas mujeres que están más interesadas en el sexo que muchos hombres”, agregó.
Ahora bien, el impulso sexual, ¿tiene una explicación? ¿Qué significa realmente? Frankenbach sugirió que probablemente se reduce a una interacción compleja entre las normas sociales, los roles y el aprendizaje por un lado, y la genética, la fisiología y la biología por el otro. Hooven dijo que “la cultura ciertamente juega un papel importante en la configuración no solo de cómo los hombres y las mujeres expresan su sexualidad. También determina cómo se sienten los sexos sobre qué tipo de comportamientos son apropiados”.
Hooven dijo que vale la pena tener en cuenta que “algunas mujeres claramente lo disfrutan, y ninguna de estas cosas científicas tiene relación con qué tipos de comportamientos son correctos o incorrectos”.
“La sexóloga Rosemary Basson propone un modelo circular para explicar el deseo femenino. La mujer puede comenzar a lubricarse sin aún sentir deseo, por lo cual, la estimulación debe continuar para que el deseo aparezca”, dice el sexólogo Walter Ghedin
Walter Ghedin es médico psiquiatra y sexólogo (MN 74.794). Cuando se le pregunta qué diferencias hay entre hombres y mujeres, sostiene que “el deseo sexual sigue siendo motivo de diferentes investigaciones con el objetivo de saber no sólo sus aspectos cuantitativos, sino sus cualidades”.
El experto se refiere a la intensidad, oscilaciones y sus diferencias respecto al género. Un articulo publicado en la revista Journal of sex & marital therapy concluyó que las mujeres son más propensas que los hombres a experimentar una disminución del deseo sexual a medida que el vínculo amoroso progresa en el tiempo. El estudio reunió a 170 personas (hombres y mujeres entre 18 y 25 años, con aproximadamente 2 años de vinculo heterosexual).
“Los investigadores coinciden que es difícil extrapolar los resultados a vínculos constituidos por adultos de más edad y más tiempo de compromiso mutuo. La elección de jóvenes no es azarosa: pone en evidencia lo que sucede con el deseo sexual cuando se comienza con los primeros escarceos amorosos y aún no se han asumido compromisos mayores como la convivencia, el matrimonio, las responsabilidad de ser padres, entre otros aspectos”, analiza Ghedin.
Qué es el deseo sexual lineal y circular
Para Ghedin las normativas de género propias de la feminidad no incluyen al deseo sexual como prioridad. En cambio resaltan el amor romántico y la distribución afectiva dentro del grupo familiar
El deseo sexual en los hombres precede a la excitación (erección), es decir que primero se sienten ganas, fantasías y como consecuencia aparece la erección (modelo secuencial). “La sexóloga Rosemary Basson propone un modelo circular para explicar el deseo femenino. La mujer puede comenzar a lubricarse sin aún sentir deseo, por lo cual, la estimulación debe continuar para que el deseo aparezca”, dice Ghedin.
Cuál es la influencia de los patrones de género
Los hombres jóvenes de la misma muestra reportaron altos índices de deseo sexual, no decayendo con el paso del tiempo. “Una de las explicaciones posibles asocian el deseo sexual masculino a los férreos patrones de género. Los hombres deben estar preparados para el sexo. Recordemos que a pesar de los cambios en la masculinidad existen las reglas de rendimiento, potencia, fuerza viril, buena erección y jactancia entre el grupo de pares”, advirtió el experto.
“Estas son pautas que aún se sostienen a ultranza. Por el contrario las normativas de género propias de la feminidad no incluyen al deseo sexual como prioridad, en cambio resaltan el amor romántico, la distribución afectiva dentro del grupo familiar, el deseo de ser madres y el cuidado de la prole. Los estudios sobre las diferencias en la expresión del deseo entre los hombres y las mujeres se verían influidos por las clásicas (y resistentes) normativas de género”, sumó Ghedin.
El deseo sexual en los hombres precede a la excitación (erección); la mujer, dice el experto, puede comenzar a lubricarse sin aún sentir deseo (Getty)
Otra de las evidencias del estudio revela que los hombres valoran más la satisfacción sexual que la longitud en el tiempo de la relación. “Los varones mantienen alto su deseo si la relación es placentera, no importa si es breve o prolongada; en cambio para las damas, la permanencia del vínculo puede hacer decrecer el deseo sexual pero aumentar la intensidad en otras áreas como el compromiso, el amor romántico, la concreción de proyectos comunes y la maternidad”, apuntó Ghedin.
Cómo podemos trabajar para el deseo
Es probable que el hombre confíe más en la expresión libre y espontánea de su deseo. “Los varones naturalizan la fuerza deseante con un aspecto inherente a la masculinidad. Dicha creencia genera confianza, por lo tanto se preocupan menos por el juego erótico o por cualquier “trabajo” para estimular al deseo”, explica el sexólogo.
Y cierra: “La presencia de disfunciones sexuales los lleva a pensar que el deseo necesita de acciones para estimularlo y que la prolongación del encuentro erótico incrementa el deseo sexual y el conocimiento de las sensaciones placenteras que propio cuerpo y del cuerpo del otro. Muchos son reticentes o minimizan los efectos del contacto erótico; dan prioridad a la penetración como si fuera el objetivo fundamental. Basan la satisfacción sexual en el coito y se pierden la riqueza de los estímulos que brinda la prolongación del encuentro. En cambio las mujeres son defensoras del caldeamiento erótico, lo necesitan para incrementar el deseo, para tener una buena lubricación y obtener mejores orgasmos”.