El debate que atormentó a filósofos, comensales de desayuno y docentes aburridos por generaciones al fin tiene respuesta: fue el pollo. No es chiste, lo dice la ciencia y no un meme mal traducido.
🧪 La clave está en una proteína llamada ovocleidina-17 (OC-17). Esta pequeña pero poderosa molécula es la que permite que el calcio forme la cáscara del huevo. Y acá viene el plot twist: esa proteína solo se encuentra en los ovarios de las gallinas. O sea, sin gallina, no hay OC-17. Sin OC-17, no hay cáscara. Sin cáscara, lo que tenés es un batido biológico, no un huevo.
🦖 Sí, antes de que te pongas a gritar “¡pero los dinosaurios ponían huevos!”, tenés razón. Los huevos existieron muchísimo antes que las gallinas, pero no los huevos de gallina. Lo que esta respuesta zanja es el dilema del huevo de gallina, no del huevo genérico.
👩🔬 Así que la próxima vez que alguien te venga con esa pregunta existencial en una cena incómoda o en una entrevista laboral para detectar psicópatas, podés responder con tranquilidad y aire de superioridad científica: el pollo vino primero, y lo dice la bioquímica.
💡 Curiosidad para lucirte en la sobremesa:
Las cáscaras de huevo están compuestas en un 95% por carbonato de calcio, el mismo compuesto que forma el mármol y las perlas. Así que, técnicamente, tu tortilla de papa empieza como una escultura molecular.
