Sophie Marceau, la actriz francesa que interpretó a Isabel de Francia en la película Corazón valiente, reapareció en los medios y lo hizo pisando fuerte. Se declaró sapiosexual.
Si bien no es un vocablo demasiado conocido, la protagonista de La Boum (1980) y La Boum 2 (1982) no está hablando de nada nuevo, sino de una característica de algunas personas que ha existido siempre.
Sapio, en latín, significa saber. Sin pretenderlo y seguramente sin saber nada del término moderno, el cineasta John Waters dio una buena explicación de lo que significa ese concepto: “Si vas a casa de alguien y no tiene un solo libro, no te acuestes con esa persona”. Un sapiosexual es una persona, hombre o mujer, a la que la inteligencia le resulta más erótica que el físico.
El término surgió en internet hace dos décadas. Se dice que fue un usuario del weblog LiveJournal conocido como wolfieboy quien, en 1998, acuñó el neologismo y que éste se popularizó a nivel social a lo largo de la siguiente década.
Se trata de un concepto que se usa para definir a las personas que se sienten atraídas por la inteligencia, un rasgo que para ellas es más importante que al aspecto físico.
No es que el sapiosexual se sienta atraído exclusivamente por los intelectos prodigiosos, sino que también por las personas con un discurso interesante, que son ingeniosos, locuaces o con agilidad mental hasta el punto que despiertan admiración. Es la inteligencia social, cultural y emocional por encima del atractivo físico.
ES MÁS COMÚN EN LAS MUJERES
Según el libro Sapiens. De animales a dioses, las mujeres tienden a ser sapiosexuales porque los sentidos por los que se excitan más antes y durante las relaciones sexuales son el oído y el tacto, mientras que los hombres se excitan con más facilidad a través de la vista.
Esto supone que haya más mujeres sapiosexuales que hombres, porque cuando se reciben estímulos verbales se activa el deseo sexual.