Por qué no deberías tomar suplementos solo porque lo recomiendan en internet

En los últimos años, el consumo de suplementos alimenticios se ha disparado. Las redes sociales están repletas de recomendaciones para incorporar vitaminas, minerales, polvos y cápsulas a la rutina diaria con promesas de más energía, mejor concentración, piel radiante o pérdida de peso. Influencers, celebridades e incluso personas comunes comparten en sus cuentas personales lo bien que les hizo cierto suplemento, generando una ola de imitaciones.

Sin embargo, esta tendencia de tomar suplementos sin indicación profesional puede ser no solo innecesaria, sino riesgosa para la salud.

La trampa de “me hizo bien”

El relato personal tiene un fuerte poder de persuasión. Ver a alguien contar que, desde que toma magnesio duerme mejor o que una determinada vitamina le cambió la piel puede generar el impulso de querer probar lo mismo. Pero lo que muchas veces se omite es que cada organismo es único.

Lo que le funcionó a una persona puede no tener efecto en otra o, peor aún, puede resultar perjudicial. La automedicación no se limita solo a antibióticos o analgésicos: tomar suplementos sin evaluación médica también entra en esa categoría.

Además, muchos de estos productos generan una falsa sensación de seguridad. Al estar disponibles en tiendas, farmacias o incluso supermercados, se asume que son “inofensivos”. Pero la realidad es que varios suplementos, cuando se consumen en exceso o sin control, pueden tener efectos adversos importantes.

Los riesgos de auto-suplirse sin control

Aunque la palabra “suplemento” suene inocente, varios de estos productos tienen una acción concreta sobre el metabolismo, los órganos y el sistema hormonal. Entre los posibles riesgos de su consumo sin supervisión médica se encuentran:

  • Toxicidad por exceso de ciertas vitaminas liposolubles, como la A, D, E y K, que se almacenan en el cuerpo y no se eliminan fácilmente
  • Interacciones negativas con medicamentos que la persona ya esté tomando
  • Agravamiento de condiciones médicas previas, como hipertensión, trastornos renales, tiroidismo o problemas hepáticos
  • Alteraciones hormonales o nerviosas por el uso prolongado de ciertos suplementos
  • Enmascaramiento de síntomas reales que requieren diagnóstico médico

Por ejemplo, una persona que se siente cansada y asume que tiene “falta de hierro” podría automedicarse con suplementos ferrosos. Pero el cansancio puede deberse a decenas de causas diferentes, desde anemia a hipotiroidismo, depresión, insomnio o simplemente estrés acumulado. Sin un estudio adecuado, es imposible saberlo.

La influencia de las redes: más visibilidad, menos evidencia

Una de las razones por las que este fenómeno se expandió tanto es la masividad de las redes sociales. TikTok, Instagram o YouTube están llenas de “rutinas” de bienestar que incluyen múltiples suplementos. Algunos influencers muestran hasta cinco o seis frascos diferentes que consumen a diario, desde colágeno hasta ashwagandha, pasando por probióticos, vitamina C, magnesio, zinc o melatonina.

El problema es que muchas de estas personas no tienen formación en medicina, nutrición ni farmacología. Hablan desde su experiencia o, en muchos casos, como parte de una estrategia comercial. Y aunque no todos lo hacen con mala intención, el mensaje que transmiten puede ser confuso o peligroso.

Las recomendaciones generalizadas no tienen en cuenta la historia clínica, el estilo de vida, la alimentación ni las necesidades específicas de cada persona. Además, es frecuente que se mezclen conceptos científicos mal explicados con creencias populares sin respaldo. El resultado es un cóctel de información parcial que puede llevar a decisiones erróneas.

También es importante recordar que una alimentación variada y equilibrada suele cubrir la mayoría de los requerimientos nutricionales. En personas sanas, sin patologías ni carencias específicas, los suplementos rara vez son necesarios.