“Me dicen Araña desde que tengo 4 ó 5 años, no recuerdo bien”, dice Julián Álvarez, quien fue apodado de esa manera por el primer entrenador que tuvo en el fútbol, a quien le llamó la atención el modo de correr que tenía aquel niño veloz, hábil y pequeño.
Pero hasta el día de hoy, ese apodo acompaña a Julián a donde vaya y él se encarga de potenciarlo en cada uno de sus festejos, haciendo el gesto de Spiderman, como si tirara telarañas.
Sin embargo, no es Julián Álvarez el único de esta familia de Calchín al que reconocen por un apodo extraño: su papá y sus hermanos también tienen los suyos.
Y por cierto, son más curiosos y difíciles de explicar que el de Araña: al padre, Gustavo, le dice “Pululo”; a Rafael, el hermano mayor, lo llaman “Punchi”; y a Agustín, el menor, le dicen “Turrón”.
Pululo, Punchi y Turrón podrían ser un trío de acróbatas callejeros que entretienen a la gente en la peatonal de Calchín y de otros pueblos cercanos, pero junto al Araña son los cuatro varones de la familia más popular del pueblo, la más idolatrada por los casi 3000 habitantes que están ansiosos por ver a Julián, su hijo prodigo.
El Araña, un apodo de niño que creció con Julián
Rafael Varas tiene mucho mérito en la vida deportiva de Julián Álvarez, aunque él prefiera la modestia. Pero la realidad es que lo conoció siendo el entrenador del equipo infantil del Club Atlético Calchín y en cuanto lo vio correr y desplazarse a la velocidad que lo hacía, el apodó surgió solito: “Corría con tanta velocidad para un lado y otro que parecía que tenía más de dos pies, parecía una Araña”, coronó Varas.
El padre, los hermanos y la mamá del Araña Julián Álvarez, en el último festejo con River.
Es el mismo entrenador del pueblo situado al oeste de la capital cordobesa al que el futbolista de la Selección le regaló un vehículo utilitario (Renault Kangoo) para que pudiera hacer más cómodo el reparto de alimentos que tiene como uno de sus tres trabajos, además de técnico de fútbol y de maquinista en el Municipio de Calchín.
Desde ahí, el apodo de Araña entrenó y jugó con Julián en Calchín y viajó a Buenos Aires para probarse en River, y quedó y llegó a Primera y nunca dejó de ser Araña. Y cruzó el océano Atlántico, instalándose en el Manchester City, donde una de las primeras cosas que hizo fue explicar al canal de TV del club que lo había contratado por qué era Araña.
El gesto de Hombre Araña con el que Julián Álvarez festeja sus goles.
Por supuesto que para estas cosas no hay copyright y Varas nunca cobró derechos de autor, sin embargo sí contó con el cariño y el respeto de Julián, quien hasta el día de hoy se lo sigue haciendo sentir, con un llamado, un mensaje o con algunos regalos. Desde camisetas hasta una camioneta utilitaria con la que el DT, cuyo trabajo es vender y repartir productos de almacén, pudo mejorar su producción y estructura.
“El apodo me quedó -cuenta Julián- y fui creciendo así. Muy pocas personas me llamaban por mi nombre y siempre fue muy natural que me dijeran Araña”. Su papá, Gustavo, aporta un recuerdo de la infancia de su hijo y dice que “era muy chiquito y se ponía como un loco, pero no le podían quitar la pelota”.
También hay otra teoría, bastante más picaresca, que en este caso sostuvo el Kun Agüero en una de sus transmisiones de Twitch. En modo streamer, el exdelantero del Manchester City contó con doble sentido que a Julián le decían Araña porque “por las noches tira telarañas, encuentra cualquier cosa y pica”.
Los hermanos de Julián y sus apodos muy extraños
Los hermanos del Araña también juegan al fútbol aunque lo hacen en un nivel más bajo: están en la Décima División de Inglaterra, en Abbey Hey de Manchester. Ahí, Punchi (Rafael) juega de extremo izquierdo y Turrón (Agustín) lo hace de marcador de punta. “Jugamos juntos desde chicos, también compartimos cancha en la Reserva del Club Atlético Calchín”, detalló Julián, sin revelar el origen de semejantes apodos, como tampoco el de Pululo, su papá.
Julián, cada vez que puede, va a verlos jugar , como un familiar más, aunque en Manchester no pasa inadvertido y muchos se le acercan para pedirles fotos o que les firme la camiseta. Y él “accede siempre, gustoso”, dice Chris Woods, uno de los ayudantes de campo del equipo en el que juegan Punchi y Turrón, quienes pasan por la lupa del Araña: “Después de los partidos hablamos sobre jugadas, me preguntan qué pienso, qué deberían haber hecho”, revela Julián y aclara: “Cómo me dicen ellos a mí cuando juego yo”. /TN