¿Nos estamos volviendo menos inteligentes?

Editorial echo por Emilse Pizarro en Urbana Play, Todo pasa.

Emilse tiró una bomba suave pero efectiva:
👉 “Tengo la sensación de que me estoy volviendo más tonta. Lo digo por mí, no por nadie más.”

Y no estuvo sola. Quienes la rodeaban se sintieron reflejados. ¿Por qué ya no leemos como antes? ¿Por qué caemos en clickbait que no nos aporta nada? ¿Por qué cuesta tanto concentrarse, sostener una idea, o simplemente estar en una sola cosa a la vez?


🧠 El efecto Flynn y el principio del declive

📉 El famoso “efecto Flynn” determinó que durante el siglo XX, el coeficiente intelectual promedio aumentaba entre 2 y 3 puntos cada década. Eso se debía —en parte— a la expansión de la educación y el acceso a la salud. Pero a partir del año 2000, y con claridad desde 2010, ese crecimiento se estanca.
¿Coincidencia? Tal vez no.

📲 2010 es también el año de explosión masiva de los smartphones tal como los conocemos hoy. Ese aparato que te avisa, calcula, busca, recuerda, agenda, traduce, sugiere y hasta piensa por vos. Sí, ese.

🧩 En paralelo, los resultados de las pruebas PISA —que evalúan comprensión lectora, matemática y ciencias en adolescentes de 15 años— también comenzaron a caer. El retroceso es global.


🗣️ ¿Qué significa hoy “ser inteligente”?

🎓 Emilse consultó a Joaquín Navajas, director del Laboratorio de Neurociencias de la Universidad Di Tella, y lo primero que planteó fue una redefinición: ¿qué entendemos hoy por inteligencia?

📚 ¿Es saber? ¿Comprender? ¿Memorizar? ¿Resolver? ¿Dudar incluso de tus certezas? Todo eso entra en juego. Pero la tecnología cambió las reglas: ya no necesitamos retener datos como antes. ¿Eso es un avance o una pérdida?


🔁 La mente tercerizada: el problema de delegarlo todo

🧠 Hoy ya no recordamos números de teléfono, no sabemos llegar sin GPS, escribimos mensajes con frases que autocompleta el celular y resolvemos cálculos con la app de la calculadora.
¿Eso nos vuelve menos capaces o más eficientes?

💬 “Para mí, hacer la cuenta a mano me recompensa más que sacar la calculadora”, decía uno en la charla.
“Pero ¿eso te hace más inteligente o solo te da orgullo personal?”, retrucaba otro.

🔍 La clave está en para qué usamos la memoria liberada. Si es para consumir videos virales de “brainrot italiano” (como decía Emilse), probablemente no estemos usando ese espacio de la forma más nutritiva.


👦 Niños, pantallas y la generación que ya nace con autocompletado

👶 Ramón, el hijo de uno de los columnistas, es un espejo de la niñez actual. Cuando mira contenidos como Zamba, vuelve con preguntas interesantes: batallas, historia, geografía. Pero cuando cae en el pozo de “tralalá tralalero” —como bautizó al contenido vacío y adictivo que circula—, no trae nada para compartir.

🧠 Un estudio reciente mostró que el cerebro prefiere esos estímulos vacíos porque no le exigen procesamiento. Elige el descanso frente al aprendizaje. Y ese hábito, sostenido en el tiempo, moldea la forma en que pensamos.


💡 La paradoja: tenemos más acceso, pero menos profundidad

📚 Nunca hubo tanta información disponible como ahora. Nunca fue tan fácil llegar a un dato. El riesgo es que lo usemos como atajo sin atravesar el proceso cognitivo de aprender, comparar, fallar, deducir y construir pensamiento propio.

✍️ Hoy escribimos mails, mensajes o cartas de despedida con la ayuda del chat o el autocompletado. ¿Dónde queda nuestra voz? ¿Nuestro estilo? ¿Nuestra huella?

🔎 Emilse lo resumió así: “Hablamos peor, usamos menos vocabulario, porque las palabras ya no las elegimos nosotros.”
El teléfono nos estandariza. Nos uniforma. Nos sugiere. Y si no estamos atentos, nos reemplaza.


🧑‍🏫 Adultos: menos sermones, más ejemplo

📵 Cuando los resultados educativos de los chicos son bajos, los titulares apuntan a su uso excesivo del celular. Pero como dicen ellos:
👉 “Ustedes también lo usan todo el día. Solo que nosotros estamos aprendiendo.”

👣 Educar no es prohibir. Es guiar con el ejemplo. Y para eso, es clave recuperar pequeños hábitos de autonomía:

  • escribir sin autocompletar,
  • leer sin interrumpir con notificaciones,
  • resolver cuentas mentales,
  • tomar decisiones sin preguntarle todo al celular.

🎤 El desafío: usar la tecnología sin rendirse a ella

🧠 Los neurocientíficos lo aclaran: el cerebro humano sigue igual. No somos menos inteligentes per se. Lo que falta es discernimiento para saber cuándo delegar y cuándo pensar por uno mismo.

📲 El celular no es el enemigo. Es una herramienta potentísima. Pero si le entregás todos tus procesos mentales, deja de ser herramienta y se vuelve reemplazo.


📌 Curiosidad final que casi nadie conoce:
Aunque parezca paradójico, uno de los factores más fuertes que impulsó el coeficiente intelectual en el siglo XX fue la costumbre de hacer crucigramas, sudokus y juegos de lógica en papel. En países como Japón, eso sigue siendo política pública en adultos mayores para prevenir el deterioro cognitivo.