El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, advirtió este martes que Israel está preparado para una “larga guerra” contra Líbano, después de confirmar la muerte de varios líderes de Hezbolá, incluyendo a Hashem Safi al Din, el supuesto sucesor de Hassan Nasrallah, líder de la organización chiita. Las declaraciones del premier israelí surgen tras días de especulaciones sobre el impacto de los recientes bombardeos israelíes en un suburbio de Beirut.
Netanyahu fue claro al afirmar que las fuerzas israelíes habían “eliminado” tanto a Nasrallah como a sus sucesores inmediatos en la cadena de mando de Hezbolá, aunque el grupo libanés no ha confirmado oficialmente estas bajas. “Dañamos las capacidades de Hezbolá. Hemos eliminado a miles de terroristas”, sostuvo Netanyahu, mientras instaba a los libaneses a rebelarse contra la influencia del grupo armado en su país.
El mensaje a los libaneses fue directo: “Liberen al país de Hezbolá” o enfrenten una guerra que, según Netanyahu, podría traer niveles de destrucción similares a los vistos en Gaza. El primer ministro destacó que si el pueblo libanés se deshace del control de Hezbolá, la guerra podría finalizar. Hasta el momento, el conflicto ha cobrado la vida de más de 2.100 personas del lado libanés, según cifras preliminares.
El discurso de Netanyahu se produjo después de que el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, también confirmara que Hezbolá “probablemente” había perdido a su sucesor más inmediato, haciendo eco de las palabras de Netanyahu sobre el debilitamiento de la organización.
El conflicto entre Israel y Hezbolá, una de las milicias más poderosas de la región, se intensifica en un contexto donde las luchas entre ambos han dejado daños significativos tanto en Líbano como en Israel. Mientras la comunidad internacional observa con creciente preocupación, Netanyahu insistió en que Israel “tiene derecho a defenderse” y aseguró que esta guerra es una oportunidad para poner fin a la amenaza de Hezbolá.
Un dato interesante sobre el conflicto es la estrategia de Hezbolá, que ha sido acusada reiteradamente de operar desde zonas densamente pobladas, lo que pone en riesgo a los civiles. Este es uno de los argumentos más utilizados por Israel para justificar sus ataques en áreas urbanas clave.