Los incendios forestales contaminan el aire mucho más de lo que se creía, según un estudio global

Cuando un incendio arrasa un bosque, lo que se libera al aire es mucho más que el humo visible. Un estudio global publicado en la revista Environmental Science & Technology de la Sociedad Estadounidense de Química demostró que los incendios forestales y las quemas controladas emiten una cantidad de contaminantes significativamente mayor a la que se calculaba hasta ahora.

La investigación, liderada por científicos de la Universidad Tsinghua (China), analizó datos de incendios ocurridos entre 1997 y 2023 en todo el mundo. A partir de esa información, los expertos concluyeron que las llamas liberan al menos un 21% más de compuestos orgánicos dañinos de lo que indicaban las estimaciones previas.

El estudio advierte que estas partículas y gases no se quedan en la zona afectada por el fuego: pueden viajar largas distancias y deteriorar la calidad del aire en regiones muy alejadas del incendio original. Por eso, los especialistas sostienen que se trata de un problema global y no únicamente local.

Entre los compuestos detectados se encuentran los conocidos COV (compuestos orgánicos volátiles), que se evaporan fácilmente y pueden agravar enfermedades respiratorias. A ellos se suman los compuestos orgánicos intermedios (IOVC) y semivolátiles (SOVC), que se liberan a temperaturas más altas y contribuyen a la formación de partículas finas, capaces de penetrar profundamente en los pulmones.

Estos últimos compuestos habían sido poco estudiados debido a la dificultad de medirlos, pero su inclusión permitió obtener un panorama más completo de la contaminación generada por los incendios. Según los investigadores, cada año se liberan al menos 143 millones de toneladas de compuestos orgánicos a la atmósfera como consecuencia de estos eventos.

El informe señala que los pastizales son responsables de cerca de dos tercios de estas emisiones, mientras que selvas, bosques boreales, templados y turberas aportan el resto. El sur de África se posiciona como la región con mayor nivel de emisiones, superando ampliamente a otras zonas como Sudamérica, el norte de África y Asia ecuatorial.

“La contaminación orgánica de los incendios equivale al 79% de la producida por las actividades humanas”, indicaron los autores, quienes remarcaron que los compuestos más peligrosos aparecen en concentraciones similares.

Finalmente, los científicos recomendaron desarrollar políticas ambientales diferenciadas para enfrentar la contaminación provocada por incendios y por actividades humanas, así como profundizar las investigaciones sobre el impacto del humo en la salud. Según concluyeron, solo con mediciones completas será posible diseñar estrategias eficaces para proteger a la población y mejorar la calidad del aire.