El Colegio Veterinario de la Provincia de Buenos Aires, CVPBA, difundió un artículo en el que considera que la humanización atenta contra la autonomía y naturaleza de los animales de compañía. Además, recuerda el rol que tienen los veterinarios como asesores de las familias a fin de garantizar la integridad física y mental de los animales.
Entre las peores consecuencias de humanizar a los perros, a los gatos o lo que fuere del reino animal (incluidos también las espexies exóticas), está el entorpecimiento de su correcto desarrollo, un grave desequilibrio que puede llevarlos a la inmadurez y problemas de conducta. Además, puede generarles un elevado estrés, que puede derivar en conductas repetitivas (y para los humanos tan extrañas) como perseguirse la cola o comerse sus propias heces.
Conviene dejar claro que no se trata de no proporcionar atención y cariño a nuestros animales de compañía, sino de hacerlo siempre teniendo en cuenta sus necesidades reales. Aunque su salud y su bienestar es responsabilidad nuestra, tenemos que tener presente que las necesidades de un perro no son las mismas que las de un bebé.
Celebrar cumpleaños y ponerles ropa, los errores más frecuentes
El CVPBA recuerda que los animales son parte de la familia, pero en ocasiones -con la intención de demostrar el cariño- se cae en el error de humanizarlos. Así, por ejemplo, muchas veces “se les restringe la expresión de conductas típicas de su especie como oler otros animales, revolcarse en el pasto o escarbar para esconder algún objeto. En cambio, se les `asignanˊ otras acciones propias de los humanos, como celebrar cumpleaños, llevar ropa o consumir alimentos no adecuados a la raza y especie”.
“Las consecuencias de `invisibilizarˊ las necesidades de los animales (físicas, afectivas, sociales, etc.) en función de atribuirles acciones o características humanas varían desde trastornos en la conducta hasta problemas como irritabilidad, agresión, hiperapego, problemas de salud derivados de una alimentación inadecuada para su especie (obesidad), estrés por falta de enriquecimiento ambiental o por imposibilidad de mostrar su comportamiento natural, o inseguridad por falta de sociabilización, entre otros”, señala el CVPBA al tiempo que afirma que “los problemas de conducta no son otra cosa que la mala relación, la manera incorrecta de relacionarnos con los perros”.
Desatender las necesidades propias de la especie y tratar a los perros como si fueran personas puede tener las siguientes consecuencias:
- Se puede desencadenar un comportamiento destructivo en el perro. La sobreprotección impide al animal relacionarse adecuadamente con otros perros. Al no contar con los estímulos necesarios, el perro se frustra y adopta conductas repetitivas o de destrucción.
- El animal estará estresado. No verá satisfechas sus necesidades (jugar con otros perros, salir más al aire libre, correr suelto, etc.) y eso lo pondrá muy nervioso. Además, si está sobreprotegido, sufrirá ansiedad por separación.
- El perro puede tener problemas de socialización. Si el animal está sobreprotegido, no aprenderá las normas de convivencia necesarias. Esto puede incluso implicar un riesgo para su seguridad, ya que si no sabe caminar tranquilo por la calle, por ejemplo, podría lastimarse o sufrir un accidente en un despiste.
- El animal puede desarrollar problemas de inseguridad. Los perros que aprenden conductas humanizadas no sabrán identificar las conductas naturales de otros perros y no serán capaces de actuar en consecuencia.
- Los perros humanizados tienen más riesgo de padecer sobrepeso. Estas mascotas comen todo lo que quieren, pasean en carritos de bebés y no hacen todo el ejercicio que deberían.
FUENTE: TN