Así como hay obras de teatro que cierran preguntas, hay otras que las abren y generan grandes debates. Este es el caso de Consentimiento, el espectáculo inglés que revolucionó Europa y que The Stage Company estrena esta semana en Argentina. “La obra hace que el público se ponga en un lugar de jurado, que decida qué es lo que está bien o está mal. Se plantean verdades contundentes desde puntos de vista opuestos y provoca incomodidad”, adelantó la actriz y directora Melania Lenoir a MDZ Online horas antes del debut.
La historia es así: una mujer acusa a un hombre de haberla violado y él se defiende asegurando que hubo consentimiento. No hay testigos, es la palabra de él contra la de ella. Todo termina en la justicia y el resultado final depende única y exclusivamente de la astucia de los abogados.

Pero la obra no solo trata sobre el consentimiento en distintos aspectos de la vida, también habla de la traición, el ojo por ojo, la infidelidad, el aborto, la diferencia de clases, la marginalidad, las minorías, el sistema legal y cómo, muchas veces, no está preparado para abordar estos temas. “Lo hace desde un lugar no pretencioso, los temas no están metidos con forcep. Es un cuento donde todas estas aristas atraviesan la historia central. Nos parecía bueno aprovechar un espacio de visibilidad para hablarlos”, aseguró la artista que está al frente de este desafío junto a la actriz, directora y productora Carla Calabrese y, además, comparte escena con Diego Gentile, Iride Mockert, Daniela Pantano, Bruno Pedicone, Alejandra Perlusky y Sebastián Suñé.
Acerca del por qué de la elección del texto, Lenoir contó: “Me atravesó completamente el corazón. De hecho, me ayudó a entender muchas aristas de relaciones disfuncionales y vincularidades que no habían funcionado en mi vida. The Stage Company siempre se preocupa por presentar obras que tengan un mensaje, que el público venga y se vaya diferente, que salga transformado… que sea algo que pase más allá del entretenimiento. Este texto es muy potente. Está totalmente interpelado. Puede ser súper crudo y al mismo tiempo estar atravesado por situaciones de humor. Tiene esa mezcla entre comedia y drama, como la vida”.
Esta vez, a diferencia de otros trabajos de la productora (como Shrek, el musical o Sueño de una noche de verano), todas las fichas están puestas en las interpretaciones. “El gran fuerte está en el texto. No es una obra que necesita de una gran escenografía o espectacularidad. Está apoyada en la actuación y le dimos mucha importancia a eso. Queríamos que lo que prime sea la situación, el cuento, que lo demás sea un apoyo poético a lo que está sucediendo”, señaló y reconoció: “Es todo como más chiquito y en esa simpleza, lo que prima es la historia”.