Limpiar para calmar la mente: cuando el orden se convierte en refugio emocional

Según la psicóloga Leticia Martín Enjuto, limpiar la casa puede ser una forma saludable de bienestar, pero también una manera de esconder una batalla interna. “La limpieza saludable es flexible: si un día no se hace, no pasa nada”, explica. Sin embargo, cuando se transforma en una necesidad ineludible, podría estar revelando ansiedad o un intento de controlar lo incontrolable.

🌀 En estos casos, cada rincón reluciente trae una breve sensación de paz… que pronto desaparece. El ciclo se repite: ansiedad → limpieza → alivio momentáneo → más ansiedad. Así, lo que parecía una simple tarea doméstica se convierte en una rutina de sufrimiento silencioso.

💢 El perfeccionismo tampoco ayuda: cuanto más alto se pone el listón, más frustración genera cualquier pequeño “desorden”. La culpa aparece como una sombra constante, empujando a la persona a volver una y otra vez al balde y el trapo.

💬 ¿Qué hacer entonces? “Hay que identificar qué emoción se busca calmar con la limpieza”, dicen los especialistas. Meditación, descanso o incluso permitirse un poco de caos visual pueden ser alternativas más saludables. Al fin y al cabo, el verdadero orden no siempre se ve: se siente.


🔎 Curiosidad que pocos conocen: en Japón existe una práctica llamada “danshari”, que no solo promueve la limpieza del hogar, sino también el desapego emocional. Está basada en el budismo zen y propone liberar lo innecesario como camino hacia la paz interior. Un orden que empieza en la casa, pero apunta al alma. 🧘‍♀️✨