Las últimas 48 horas de Luca Prodan: una despedida premonitoria, una habitación arrasada y la novia a la que pocos le creyeron

Luca Prodan, el último adiós: la muerte que convirtió a Sumo en leyenda
Ricardo Mollo apoyó sus manos sobre el pecho de Luca Prodan. Intentó, casi por instinto, devolverle algo de calor a un cuerpo que ya llevaba horas sin vida. Era la mañana del 22 de diciembre de 1987, en una pensión de la calle Alsina al 400, en el barrio porteño de Monserrat. Junto a Mollo estaban Germán Daffunchio y Timmy MacKern, amigo íntimo de Luca y manager de Sumo.
Prodan tenía 34 años y ya llevaba varias horas muerto cuando sus compañeros lo encontraron. Décadas después, Mollo recordaría ese momento como uno de los más duros de su vida: “Lo levanté y la mitad del cuerpo estaba en el colchón y la otra mitad en el suelo. Fue muy fuerte”.
📰 La noticia que corrió antes que la banda
El impacto fue inmediato. Un periodista del diario Crónica ya merodeaba la zona antes de que todos los integrantes de Sumo llegaran a la habitación. Nunca se supo cómo la información se filtró tan rápido. El baterista Alberto “Súperman” Troglio diría años después: “No sé cómo se enteró, supongo que alguno buchoneó”.
Sumo había tocado apenas dos días antes, el 20 de diciembre, en el estadio de Los Andes, en Lomas de Zamora. Un show que hoy se recuerda como una despedida involuntaria.
🎤 “Ahí va la última”
Aquella noche fue tensa. Luca estaba visiblemente deteriorado por su adicción al alcohol, que había derivado en una cirrosis avanzada. Tan mal estaba que el personal de seguridad del estadio lo confundió con una persona ajena al show y quiso impedirle la entrada.
Finalmente, Sumo tocó: 16 canciones y un doblete final de “Fuck You”. Antes de repetirla, Luca dijo una frase que quedó grabada para siempre: “Ahí va la última”. Cantó, se fue del escenario y no volvió a ser visto con vida.
Años después, Diego Arnedo diría que esa frase sonó a premonición.
🌍 Un hombre, mil vidas
Nacido en Roma en 1953, hijo de una familia acomodada ítalo-escocesa, Luca fue enviado con solo nueve años al internado Gordonstoun, en Escocia, el mismo donde se educó el actual rey Carlos III. La disciplina extrema, las duchas heladas y la rigidez del sistema forjaron en él un carácter rebelde.
Tras huir del internado —episodio que derivó incluso en una búsqueda de Interpol—, Luca pasó los años 70 en Londres, inmerso en la escena punk. Trabajó en la disquería Virgin, formó su primera banda y cayó en el consumo de drogas duras.
El golpe más duro llegó en 1979, cuando su hermana Claudia se suicidó. Ese dolor profundizó su adicción y lo llevó al borde de la muerte.
🇦🇷 El viaje que cambió la historia del rock argentino
Fue Timmy MacKern quien le envió una foto de las sierras cordobesas. Esa imagen, según contaría después, le devolvió a Luca algo de esperanza. En 1980, Prodan llegó a Nono, Córdoba. Entre Traslasierra y Hurlingham empezó a gestarse una de las bandas más influyentes del país.
Con el regreso de la democracia y una mezcla de post-punk, reggae, ska y actitud europea, Sumo rompió todos los moldes del rock nacional.
💿 Un final abrupto y un mito eterno
Entre 1983 y 1987, Sumo editó cuatro discos fundamentales:
Corpiños en la madrugada, Divididos por la felicidad, Llegando los monos y After Chabón.
La muerte de Luca marcó el final de la banda y el nacimiento de dos gigantes: Divididos y Las Pelotas. También selló su figura como mito.
⚠️ ¿Qué mató a Luca Prodan?
La versión oficial habló de un paro cardiorrespiratorio producto de una hemorragia interna causada por la cirrosis. Sin embargo, con los años surgieron otras hipótesis.
El periodista Enrique Symns sostuvo que se trató de una sobredosis de heroína. Roberto Pettinato habló de metadona.
El documentalista Roberto Espina afirmó haber descartado restos de heroína de la habitación tras la muerte.
Nunca hubo autopsia. Por decisión del entorno y con intervención del abogado Albino “Joe” Stefanolo, se evitó profundizar la investigación.
🪦 El lugar donde sigue vivo
Luca fue enterrado en el Cementerio de Avellaneda. Sobre su tumba hay una piedra traída desde Nono. Allí, y también en la puerta de Alsina al 400, seguidores de distintas generaciones aún dejan mensajes, flores o botellas de ginebra.
Su hermano Andrea Prodan dijo alguna vez que Luca logró meterse en el panteón argentino “junto a Maradona y Evita”.
Décadas después, Mollo le dedicaría una canción que resume todo:
“Luca, como una canción que zumba en el viento del corazón”.