En un falso castillo en lo alto de una colina de Los Ángeles, un pequeño equipo de filmación rueda una escena bajo la mirada atenta de su productor chino. No se trata de una superproducción, sino de una de las miles de series verticales que están transformando la industria audiovisual. Este formato —ficciones de un minuto pensadas para el celular— ya mueve más de 8.000 millones de dólares en todo el mundo y se perfila como el nuevo eje de un Hollywood en crisis.
“En 30 días podemos montar una serie. Hollywood tarda dos años. ¿Quién representa el futuro?”, se pregunta el productor Vincent Wang, uno de los pioneros del género.
Un fenómeno nacido en Asia
Las series verticales surgieron en China en la década de 2010, cuando aficionados comenzaron a subir minificciones a TikTok. Pronto, las grandes compañías detectaron su potencial viral y convirtieron el formato en una máquina de contenido rápido y adictivo.
Hoy, plataformas como ReelShort, DramaBox y FlareFlow dominan el mercado estadounidense y europeo, empleando a cineastas y actores afectados por los recortes de Hollywood. Con presupuestos bajos y rodajes que duran apenas cinco días, estas producciones priorizan el impacto inmediato y la repetición de fórmulas exitosas.
Historias breves, giros constantes
Cada episodio, de 60 segundos o menos, debe incluir un giro argumental que mantenga al espectador en vilo. Las tramas más populares giran en torno a romances imposibles, multimillonarios, hombres lobo o triángulos amorosos.
“El público se engancha enseguida sin tener que pensar demasiado”, explica Weiyang Li, director de Love Through All Seasons, una comedia romántica protagonizada por Zachary Shadrin, que explora las relaciones entre personas de diferentes edades.
Aunque el formato ha sido criticado por su ritmo frenético y su tendencia a reproducir estereotipos de relaciones abusivas, algunos actores valoran la oportunidad de experimentar y trabajar de forma sostenida. “Me sorprendió el profesionalismo. Todos lo tomamos con humor, pero con seriedad: hay dinero de por medio”, admite el intérprete Nicholas McDonald.
Algoritmos, inteligencia artificial y eficiencia
Las plataformas producen contenido a un ritmo vertiginoso. Los guiones se escriben y reescriben sobre la marcha, a veces con ayuda de inteligencia artificial, mientras los datos de audiencia orientan qué historias deben replicarse.
El formato vertical reduce los costos al enfocar el plano en los actores, limitando el uso de escenografía y equipo técnico. Así, un pequeño grupo puede rodar una serie completa en menos de una semana, con resultados que millones de usuarios consumen desde su teléfono.
¿El futuro del entretenimiento?
Aunque todavía no compiten con HBO o Netflix, las series verticales desafían el modelo tradicional: producen más, en menos tiempo y con menos dinero. En un contexto de huelgas, crisis de estudios y caída en la asistencia al cine, muchos profesionales las ven como una puerta de salida.
“Puedo dejar mis trabajos secundarios para dedicarme a actuar. ¡Es genial!”, celebra McDonald, quien calcula que el 80% de las audiciones actuales en Los Ángeles son para este tipo de producciones.
Tal vez sea exagerado decir que las series verticales salvarán Hollywood. Pero, como señala Vincent Wang, su velocidad, su economía y su alianza con la tecnología podrían reescribir las reglas del juego en la industria del entretenimiento.
