Expertos advierten sobre la posibilidad de que la Tierra enfrente una devastadora tormenta solar geomagnética, superando incluso el reciente evento que desató inusuales auroras boreales en diferentes lugares del mundo.
Aunque la perturbación de la semana pasada fue significativa, no se compara con las tormentas más potentes registradas en 1921 y 1859, según señalan expertos como Shawn Dahl del Centro de Predicción del Clima Espacial.
Jonathan McDowell, astrofísico de Harvard, sugiere que el próximo pico de actividad solar en julio de 2025 podría desencadenar tormentas aún más severas en los próximos años.
Las consecuencias de tales tormentas podrían ser catastróficas, incluyendo apagones generalizados, interferencias en redes eléctricas y sistemas de comunicación, así como daños a satélites y equipos tecnológicos.
Aunque el reciente evento solo causó daños menores, las empresas a menudo no divulgan información sobre su impacto para no mostrar vulnerabilidad. Sin embargo, se reportaron interrupciones en el servicio de GPS, problemas en la agricultura y precauciones en vuelos y redes eléctricas a nivel mundial.