En un paso significativo para la investigación climática, la NASA ha lanzado un innovador satélite diseñado para estudiar el cambio climático en los polos. Este evento marca la primera vez que se desplegará tecnología espacial con el objetivo específico de medir las emisiones de calor en estas regiones cruciales del planeta.
El satélite, conocido como CubeSats 1, fue lanzado a bordo de un cohete Electron de Rocket Lab desde el Complejo de Lanzamiento 1 en Mahia, Nueva Zelanda, a las 03:41 hora del este. Este pequeño pero poderoso dispositivo, con el tamaño de una caja de zapatos, está equipado con un espectómetro infrarrojo térmico y un termopar, instrumentos que le permitirán recoger datos precisos sobre las variaciones térmicas en los polos.
La misión PREFIRE, acrónimo de Polar Radiant Energy in the Far InfraRed Experiment, tiene como objetivo cerrar una brecha significativa en nuestra comprensión del balance energético de la Tierra. Según la NASA, la información recabada por PREFIRE será vital para mejorar los modelos climáticos actuales, proporcionando proyecciones más precisas sobre el derretimiento del hielo y el aumento del nivel del mar.
Karen St. Germain, directora de la División de Ciencias de la Tierra de la NASA, destacó la importancia de esta misión. “Los CubeSats pueden ser pequeños, pero la información que nos proporcionan es crucial para diversos sectores, desde la agricultura hasta la gestión de recursos pesqueros y las comunidades costeras que enfrentan el cambio climático”, explicó.
Tristan L’Ecuyer, investigador principal del proyecto en la Universidad de Wisconsin-Madison, añadió que PREFIRE permitirá mejorar los modelos climáticos y meteorológicos, ayudando a las comunidades globales a lidiar con las consecuencias del cambio climático de manera más efectiva.
El segundo satélite de la misión será lanzado en los próximos días, y ambos permanecerán en órbita durante al menos diez meses, proporcionando datos continuos para los científicos. Este proyecto es una colaboración entre la NASA y la Universidad de Wisconsin-Madison, que se encargará del procesamiento de los datos.
Como curiosidad, este tipo de misiones no solo tienen un impacto científico. En 2003, la misión ICESat de la NASA, centrada en medir el grosor del hielo polar, inspiró a varios documentales y obras de ficción que exploraron el impacto del cambio climático en el futuro de nuestro planeta.