En marzo del año 2000, Inés Ramírez, una mujer zapoteca de 40 años, protagonizó uno de los actos de valentía más impactantes jamás registrados en la historia de la medicina.
🏞️ Vivía en una comunidad rural de Oaxaca, México, sin acceso a hospitales, médicos ni parteras. Ya era madre de seis hijos y aquella noche enfrentaba un parto complicado… completamente sola.
🥃 Con un dolor insoportable y sin nadie que la ayudara, tomó una decisión tan extrema como increíble: bebió un poco de mezcal para calmarse, se sentó en un banco de madera y, con un cuchillo de cocina de 15 centímetros, comenzó a abrir su propio abdomen.
⏳ Durante más de una hora, se hizo una incisión de 17 cm, capa por capa, hasta llegar al útero. Extrajo a su bebé con sus propias manos y luego cortó el cordón umbilical con unas tijeras. Exhausta y al borde del desmayo, le pidió a su hijo de 6 años que fuera a buscar ayuda.
🚑 Horas después, un médico la encontró consciente junto a su recién nacido. Ambos fueron trasladados y sobrevivieron sin complicaciones graves. El médico la suturó en el lugar y quedó registrado uno de los casos más impactantes de supervivencia y determinación.
🗣️ “Si mi bebé moría, yo también debía morir. Pero si él vivía, yo lo vería crecer”, dijo Inés, años después, con la sencillez de quien no se considera heroína, pero actuó movida por el amor más profundo.
👩⚕️ Su caso fue publicado en revistas médicas internacionales y es el único conocido en la historia donde una persona se practica una cesárea sin asistencia médica y sobrevive para contarlo.